Tanttaka Teatroa
presenta
Autor: Henri Roorda. Dirección y espacio escénico: Fernando Bernués
del 7 Octubre al 2 Noviembre
La temporada en la Sala Pequeña – Margarita Xirgu se inaugura el 7 de octubre con El pesimismo alegre, basada en el texto autobiográfico Mi suicidio, del autor belga Henri Roorda. Dirigida por Fernando Bernués (TESTIGO DE CARGO, EL NADADOR DE AGUAS ABIERTAS , DEL COLOR DE LA LECHE) e interpretada por Mario Gas, es una producción de Tanttaka Teatroa que podrá verse hasta el 2 de noviembre. Un monólogo lúcido e irónico que plantea, con humanidad y sentido del humor, una profunda reflexión sobre la vida, la sociedad y el deseo de seguir adelante.
En Mi suicidio, libro de una sinceridad profunda y decisiva, Henri Roorda desgrana las preguntas esenciales de la vida, el amor, la sociedad, el trabajo, el placer, mientras prepara su fin. Este texto existencialista avant la lettre, conciso, tan puro como la belleza que le ataba a la vida, nació con el título de El pesimismo alegre.
Henri Roorda no era un ser enfermo, desesperado o embargado por una pasión imposible. Había sido un dandy, un degustador de “los alimentos terrestres”, un hombre sensual que gozaba con los placeres mundanos.
Nota del director
Las palabras que están a punto de escuchar fueron escritas hace, literalmente, cien años, poco antes de que su autor se arrancara la vida con un disparo en el corazón. Y, siempre, en cada ensayo, en cada lectura o en cada conversación sobre el texto con alguna persona del equipo, me sucede que no me lo acabo de creer. Porque, por un lado, las palabras de Roorda resuenan con una absoluta cercanía y contemporaneidad y sientes que podrían ser las certeras, lúcidas y divertidas confidencias que la noche anterior te hizo un íntimo amigo, mientras caminabais de madrugada, de taberna en taberna —todo hay que decirlo—, y porque, por otro lado, que resulta aún más paradójico, para ser “la nota de un suicida”, esas palabras destilan una desbordante vitalidad y una exquisita pulsión por la vida y por todo lo que de ella merece la pena: amar, luchar, gozar, enseñar, reír, pensar, compartir…
El pesimismo alegre es un alegato preñado del particular humor y la ironía fatalista de Henri Roorda. Como alguien evocó con certeza: un poco a la manera de aquel corresponsal de guerra que filmó su propia muerte. Humanista, librepensador, escritor, pedagogo, profesor de matemáticas, hedonista y libertario, nos deja en este texto una clase magistral, sobre el amor, la educación, el capitalismo, el matrimonio, la escuela, el deseo o la amistad…
Y es esta, la amistad, otra de las “ganas” que abisagran este trabajo porque, después de tantos años cerca, estoy convencido —y tengo probadas razones para ello— de que, ya que no podemos compartir velada con el mismísimo Henri Roorda, no hay nadie más digno y coherente en la tierra para rescatar su memoria escénica y defender sus principios que mi querido amigo, Mario Gas. Gracias a los dos y, siempre, gracias a ustedes que son los imprescindibles.
Fernando Bernués
Henri Roorda van Eysinga (1870-1925) fue un escritor, matemático, pedagogo libertario y humorista suizo de origen holandés, conocido por su pensamiento crítico, su estilo irónico y su compromiso con ideas anarquistas y antiautoritarias. Nació el 30 de noviembre de 1870 en Bruselas, hijo de Sicco Roorda, un funcionario neerlandés exiliado en Suiza por sus escritos anticolonialistas, y creció en un entorno marcado por ideales revolucionarios, en contacto con pensadores anarquistas como Élisée Reclus y Piotr Kropotkin. Este ambiente influyó profundamente en su visión del mundo.
Roorda estudió matemáticas en la Universidad de Lausana y se dedicó a la enseñanza, pero su experiencia como profesor lo llevó a cuestionar el sistema educativo tradicional. En su obra Le Pédagogue n’aime pas les enfants (1917), criticó la rigidez y autoritarismo de la escuela, abogando por una educación que fomentara la libertad, la curiosidad y el desarrollo individual del niño, inspirado en las ideas de Jean-Jacques Rousseau y en pedagogías libertarias. También participó en la creación de la Escuela Ferrer de Lausana, un proyecto educativo alternativo basado en principios anarquistas.
Como escritor, Roorda destacó por sus crónicas humorísticas publicadas en diarios suizos como La Tribune y La Gazette de Lausanne, muchas de ellas firmadas bajo el seudónimo Balthasar. Estas crónicas, recopiladas en obras como À prendre ou à laisser (1919) y Le Roseau pensotant (1923), combinan ironía, sátira y un agudo análisis de la sociedad, la moral y las instituciones. Su estilo, comparado con el de Alexandre Vialatte o Pierre Desproges, se caracteriza por un «pesimismo alegre», una mezcla de lucidez crítica y vitalismo.
Su obra más conocida, Mon suicide (1925), es un texto autobiográfico de una sinceridad desgarradora donde reflexiona sobre la vida, el amor, el trabajo y el placer, mientras justifica su decisión de quitarse la vida. A pesar de su amor por los placeres terrenales y su temperamento hedonista, Roorda, agobiado por deudas, desilusión y la conciencia del envejecimiento, se suicidó de un disparo en el corazón el 7 de noviembre de 1925 en Lausana, a los 54 años. En este libro, escribe frases como: “Hasta tal punto estoy vivo que no siento la proximidad de la muerte” y “Para mí la vida normal es la vida gozosa”, mostrando su compleja relación con la existencia.
Roorda dejó un legado literario y pedagógico que sigue siendo relevante. Su obra ha sido reeditada y estudiada, especialmente en Suiza, donde la Asociación de Amigos de Henri Roorda, fundada en 2003, promueve su legado. En 2025, se celebrará un coloquio internacional en la Universidad de Lausana para conmemorar el centenario de su muerte, destacando su impacto como pensador y escritor.
Autor: Henri Roorda
Dirección y espacio escénico: Fernando Bernués
Reparto:
Mario Gas
Vestuario: Antoni Belart
Iluminación: Xabier Lozano
Producción: Paola Eguibar
Producción ejecutiva: Ane Antoñanzas
Dramaturgia: Fernando Bernués, Mario Gas y Vicky Peña
Traducción: Miguel Rubio
Producción: Tanttaka Teatro