EL PROCESO en el Teatro María Guerrero

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TEATRO MARÍA GUERRERO

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EL PROCESO

Basada en la novela de Frank Kafka con dramaturgia y dirección de Ernesto Caballero

17 FEB – 02 ABRIL 2023

Basada en la novela homónima de Franz Kafka, esta versión protagonizada por Carlos Hipólito cuenta con dramaturgia y dirección de Ernesto Caballero Coproducida por el #Dramático y Lantia Escénica, podrá verse en las tablas del Teatro María Guerrero entre el 17 de febrero y el 2 de abril ¿Y si una mañana fueras detenido sin haber hecho nada malo? Así comienza la pesadilla de Josef K., protagonista de El proceso, la novela inacabada de Franz Kafka .  

Una mañana cualquiera, Josef K., joven empleado de un banco,se despierta en la pensión donde reside con la extraña visitade unos hombres que le comunican que está detenido -aunque por elmomento seguirá libre-. Le informan de que se ha iniciado un procesocontra él, y le aseguran que conocerá los cargos a su debidotiempo. Así comienza una de las más memorables y enigmáticaspesadillas jamás escritas. Para el protagonista, Josef K., el procesolaberíntico en el que inesperadamente se ve inmerso supone una tomade conciencia de sí mismo, un despertar que le obliga a reflexionarsobre su propia existencia, sobre la pérdida de la inocencia y laaparición de la muerte. La lectura de El proceso producecierto «horror vacui» pues nos sumerge en una existencia absurda,en el filo de la navaja entre la vida y la nada.Max Brod, amigo, editor y albacea literario de Kafka trassu muerte, conoció la existencia de la obra en 1914, pues Kafka,según su costumbre, le leyó algunos pasajes. Desde un primermomento quedó fascinado por la fuerza de la historia, por lo queinsistió, como en otras ocasiones, en que se publicara, contra lahabitual reticencia de su autor. Tras la prematura muerte por tuberculosisde Kafka en 1924, y a pesar de que el autor había manifestado enuna nota su deseo de que todos sus escritos fuesen destruidos sin ser leídos,Max Brod decidió publicar El proceso años después.La presente edición recoge el texto íntegro y la ordenaciónde Kafka sin los expurgos y arbitrariedades de las primeras ediciones deMax Brod.


Una tragicomedia del hombre contemporáneo”, en palabras de Caballero, quien, para construir esta versión, se inspira en el relato que el personaje del capellán de la cárcel le refiere a K. en el penúltimo capítulo de la novela: la historia del reo que permaneció toda su vida a las Puertas de la Justicia tratando infructuosamente de franquearlas hasta perecer en el intento. 

El espectador se asoma a los laberintos de un absurdo e interminable entramado burocrático-administrativo, cuya única lógica y razón de ser radica en su propia subsistencia. El sinsentido y la frustración van en aumento a medida que el infortunado protagonista, encarnado por Carlos Hipólito, se enfrenta a un proceso que incluye en sí la propia condena del acusado.

Abogados, funcionarios, inspectores, ujieres, e incluso un retratista de jueces, se van cruzando en su camino; todo bajo el ojo implacable del tribunal de la ciudadanía, el público de nuestro tiempo, que observa en la distancia los desmanes de este aparato judicial arbitrario, inaccesible al común de los mortales.


––¿Cómo te imaginas el final? ––preguntó el sacerdote.
Al principio pensé que terminaría bien ––dijo K––, ahora hay veces que hasta yo mismo lo dudo. No sé cómo terminará. ¿Lo sabes tú?
––No ––dijo el sacerdote––, pero temo que terminará mal. Te consideran culpable. Tu proceso probablemente no pasará de un tribunal inferior. Tu culpa, al menos provisionalmente, se considera probada.
––Pero yo no soy culpable ––dijo K––. Es un error. ¿Cómo puede ser un hombre culpable, así, sin más? Todos somos seres humanos, tanto el uno como el otro.
––Eso es cierto ––dijo el sacerdote––, pero así suelen hablar los culpables.
––¿Tienes algún prejuicio contra mí? ––preguntó K.
––No tengo ningún prejuicio contra ti ––dijo el sacerdote.
––Te lo agradezco ––dijo K––. Todos los demás que participan en mi proceso tienen un prejuicio contra mí. Ellos se lo inspiran también a los que no participan en él. Mi posición es cada vez más difícil.
––Interpretas mal los hechos ––dijo el sacerdote––, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia.

Nota del director

Los juicios son representaciones teatrales y viceversa. Ahí tenemos esa obra maestra Las Euménides, en que Esquilo plasma  el proceso contra Orestes en el Aerópago ateniense. Josef K. en nuestra versión también se enfrenta al tribunal de la ciudadanía, la del público de nuestro tiempo que observa en la distancia del espectador los desmanes de un imperecedero entramado burocrático-administrativo cuya única lógica y razón de ser es su propia subsistencia. Nosotros contemplamos las tribulaciones del infortunado Josef K., y este a su vez, nos contempla impotente esperando -como espera de ese anciano que ve asomado a la ventana momentos antes de ser ejecutado- una intervención salvadora en el último momento que nunca ha de llegar.

Nuestra puesta en escena se inspira en el relato que el personaje del capellán de la cárcel le refiere a K en el penúltimo capítulo de la novela: la historia del reo que permaneció toda su vida a las Puertas de la Justicia tratando infructuosamente de franquearlas hasta perecer en el intento. El acceso cegado a unos arcanos inaccesibles al común de los mortales se concreta visualmente en una concepción escenográfica que remite a la oscura sacralidad de un arbitrario aparato judicial, sobre cuyo estrado actúa un coro kafkiano como un personaje proteico y multiforme, acaso la encarnación de las peores pesadillas del acusado Josef K. y también de las de todos nosotros, tal que las peligrosas furias que atormentaron y acusaron a Orestes en Las Euménides.

EL PROCESO, Frank Kafka

«El proceso»: Sepultado en la burocracia ★★★★☆

El director Ernesto Caballero ha acometido la difícil –o imposible– tarea de llevar a los escenarios la monumental novela Franz Kafka

RAÚL LOSÁNEZ / LA RAZÓN

Equipo artístico

 

Versión y dirección Ernesto Caballero

Reparto

Felipe Ansola (Estudiante, Azotador, Fabricante), Olivia Baglivi (Señora Bürstner, Leni, Niña Titorelli 1), Jorge Basanta (Willem, Huld), Carlos Hipólito (Josef K.), Alberto Jiménez(Franz, El pintor Titorelli, El capellán de la prisión), Paco Ochoa (Juez instructor, Hombre alto, El tío Albert, Block), Ainhoa Santamaría (Señora Grubach, Mujer del juzgado, Niña Titorelli 2), Juan Carlos Talavera(Inspector, Ujier, Jefe de departamento)

Escenografía  Mónica Boromello. Iluminación. Paco Ariza. Vestuario  Anna Tusell. Música original  José María Sánchez-Verdú. Espacio sonoro Miguel Agramonte. Caracterización. Sara Álvarez. Movimiento José Luis Sendarrubias. Ayudante de dirección. Pablo Quijano. Ayudante de escenografía. Mauro Coll. Ayudante de vestuario. Eleni Chaidemenaki. Ayudante de iluminación. Daniel Checa. Fotografía. Luz Soria. Vídeo. Bárbara Sánchez Palomero

Coproducción Centro Dramático Nacional y Lantia Escénica

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