Pablo Messiez (EsTeatro)

 

REPARAR

 

Ponte de pie. Cierra los ojos. Visto de lejos se diría que estás quieto. Visto de cerca, todo se mueve. El aire entra y te mueve. El aire sale y te mueve. Y el cuerpo entero se está moviendo para no caer.

Todo lo que está pasando ahí.

Se podría decir, por ejemplo que estás de pie.
Pero también se podría decir que estás no-cayendo.
O que estás moviendo las costillas.
Y todo sería verdad.

Flaubert escribió en algún sitio que basta con mirar detenidamente una cosa para que se vuelva interesante. Carson McCullers le hacía decir a su Frankie en “Frankie y la boda” que si se quedaba mirando su rostro un rato largo frente al espejo se veía monstruosa.
El interés y lo monstruoso. El deseo de conocer y lo desconocido.

Basta con mirar detenidamente una cosa.

El teatro es un modo de mirar detenidamente. Un recorrido de acciones.
(Todo está en los nombres: “teatro”: el lugar desde donde se mira; “actor” el que hace la acción. No hace falta más.)

Acciones expuestas en un espacio para ser vistas detenidamente. Vistas de cerca.

Ponte de pie. Cierra los ojos. Convierte la acción de respirar en el objeto de tu atención. Por mirarla, se vuelve voluntaria: quieres volver a respirar para volver a mirarte respirar.
Toda mirada (si se mira detenidamente) desea. Sin ningún esfuerzo, por permanecer allí, mirando, nace el deseo.

Ir al teatro es también permanecer en un espacio con otros.
Otros seres vivos parecidos a ti, han decidido como tú (lo sepan o no), que no tienen nada mejor que hacer por ese rato irrepetible.

Toda esa gente junta permaneciendo junta, mirando detenidamente a otra gente junta haciendo unas acciones para esos otros ojos juntos que las organizan en relatos más o menos parecidos, más o menos diferentes.

Y sí, el teatro tiene que ver también con aprender a estar juntos.
Los que hacen con los que hacen, los que miran con los que miran, los que miran con los que hacen. Detenidamente. Aunque se vaya a la velocidad del vértigo, será detenidamente, porque el tiempo es otro. Y es deseado.

Ahora ponte de pie y abre los ojos. Mira el cielo.
¿Hay nubes?
¿Se ve el sol?
¿La luna?
Estás de pie en la tierra.
La tierra que según te han contado se mueve, suspendida en el espacio.
¿No te dan ganas de gritar?
¿No está ya tu cuerpo gritando aunque no grites?
Y la pregunta que vuelve es ¿qué es todo esto?

Entonces te juntas en el lugar para ver con los que hacen las acciones, a ver si entiendes algo (o por lo menos te distraes de los planetas). Y procuras que sea placentero. Y es fácil si todos miran detenidamente. Porque mirar es también reparar. Reparar la distancia del lenguaje con la acción de los cuerpos.

Y cuando te preguntan sobre el estado del teatro actual, la nueva dramaturgia, la escena alternativa, la subida del IVA, contestas con cobardía lo contestable.
Pero sabes, incontestablemente, que todo te la suda bastante excepto tu necesidad de permanecer mirando detenidamente a ver si entiendes algo.

 

PABLO MESSIEZ

 

Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974) debutó en 2007 como dramaturgo y director con Antes, versión libre de Frankie y la boda, de Carson McCullers. Por entonces, contaba ya con una trayectoria de más de 20 años sobre los escenarios. Messiez empezó a estudiar interpretación a los 12 años con maestros como Ricardo Bartís, Juan Carlos Gené y Rubén Szuchmacher, con quien además estudió dirección. Ha actuado para directores de la escena argentina como Leonor Manso, Cristián Drut, Rubén Szuchmacher, Daniel Suárez Marsal y Emilio García Wehbi, entre otros.

En 2005 fue convocado por Daniel Veronese para participar en Un hombre que se ahoga, versión de Tres hermanas, de Anton Chéjov, espectáculo que formó parte del Summer Festival del Lincoln Center de Nueva York y el Tokyo International Arts Festival. Un hombre que se ahoga giró por España en 2006 y regresó en 2007, abriendo la temporada del Centro Dramático Nacional en el Teatro María Guerrero de Madrid y representándose en el Teatre Lliure de Barcelona. Además de actuar en el citado Proyecto Chéjov, formó parte del elenco de La forma que se despliega y coprotagonizó La noche canta sus canciones, de Jon Fosse, obra por la que fue nominado al Premio Clarín.

En 2010 estrenó Muda, obra de su autoría con la que realizó dos temporadas en la sala Pradillo de Madrid. El Teatro Fernán Gómez lo convocó para inaugurar su nueva Sala Dos y produjo Ahora, nueva versión de Antes, que debido a la respuesta del público fue reestrenada en enero de 2011. Ese mismo año estrenó Los ojos, un melodrama protagonizado por Fernanda Orazi, Marianela Pensado, Violeta Pérez y Óscar Velado.  En 2012 estrenó en el Festival de Otoño a Primavera Las criadas, adaptación del clásico de Jean Genet, protagonizado por Fernanda Orazi, Bárbara Lennie y Tomás Pozzi. También subió a escena Las plantas para la primera edición del Fringe Madrid y formó parte del elenco de Hamlet, interpretando a Horacio, bajo la batuta de Will Keen. Además, dirigió a Alberto San Juan en la lectura escénica del texto de Samuel Beckett Rumbo a peor.

Por otra parte, Messiez ha escrito textos para las producciones de Losdeade, compañía de Chevy Muraday, comenzando su colaboración con Return, a la que siguieron Cenizas, En el desierto y El cínico. En 2013 estrena, en el Festival de Otoño a Primavera, Las palabras, y en 2014 es invitado por la Compañía Grumelot a realizar Los brillantes empeños, una creación a partir de textos del Siglo de Oro español para el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

En 2015 dirige en el Centro Dramático Nacional La piedra oscura de Alberto Conejero, por la que recibe el Premio Max a la mejor dirección, y estrena Los bichos en el Festival Teatro Bombón de Buenos Aires.

En 2016 estrena La distancia, versión escénica de la novela Distancia de rescate de Samanta Schweblin. Actualmente prepara Ningún aire de ningún sitio, para el festival El lugar sin límites en el Centro Dramático Nacional, y Todo el tiempo del mundo, que se estrena en noviembre en el Teatro Palacio Valdés de Avilés.

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