Centro Dramático Nacional y La Compañía exlímite
presentan
Texto Fernando Delgado-Hierro. Dirección Juan Ceacero
9 MAY – 15 JUN 2025
Fernando Delgado-Hierro es uno de esos nombres que estamos convencidos nos va a dar muchas alegrías. Como actor lo hemos conocido en La distancia o Scratch. Como director se estrenó con El mal de la montaña. Y ahora regresa junto a Juan Ceacero y Pablo Chaves, con los que triunfó en Los Remedios.
Las apariciones es una auto ficción hacia el futuro. Una pieza que se pregunta por lo que está por venir. Y por la capacidad de los cuerpos en escena para hacer lo presente. Dos amigos de la infancia, Fernando y Pablo, que crecieron juntos en el mismo barrio y que ahora se encuentran en esa bisagra que es la mitad de la vida, se preguntan por qué caminos les llevará el porvenir, si lograrán escapar de repetir los ciclos que nos definen, si la hija nos recordará a la madre, si nuestro cuerpo anciano habitará expresiones similares a las de nuestros abuelos, si las ramas y las raíces se parecen.
Este es un viaje que transita desde el ‘de dónde venimos’ hacia el ‘a dónde vamos’, es decir, desde el barrio hasta el otro barrio. Y que despliega todas las preguntas, los miedos y los deseos de ese camino hacia nuestro destino inevitable. Vamos a morir y en este espectáculo va a haber muerte en abundancia. ¿Lograré saber quién soy antes de que esto termine?
Nota del autor
Pedirle al teatro que nos muestre el futuro es tal vez pedirle demasiado al teatro. Es de una fe casi infantil, una creencia ciega en la fertilidad para concebir misterios que tiene ese territorio de lo escénico.
El intento, aun así, va en serio. Nos colocamos frente al público e intentamos, con todas nuestras fuerzas, hacer aparecer lo imposible. El intento me devuelve preguntas inquietantes: ¿por qué tengo tanta tendencia a imaginar futuros tristes para mí mismo?¿Porqué parece más interesante la desgracia? El hábito de la ficción se cruza con la biografía y uno apenas sabe ya distinguirlos. ¿Hasta dónde voy a llegar, cuánto estoy dispuesto a sacrificar en ese altar del teatro?
Al menos, en el juego, late una esperanza: la risa tiene el poder ritual de devolverle la vida alas cosas. Y, desde que éramos pequeños, lo que me hizo ser amigo de Pablo es que nos reímos hasta de nuestra propia sombra.
Ese será otro de los ejes de la función, el del amigo como un testigo de la propia vida, como esa constante que nos hace de espejo cuando nos hemos olvidado de nuestro verdadero rostro.
Intentaremos aquí reírnos juntos, una vez más, hasta de nuestra propia muerte.
Fernando Delgado-Hierro