LOS GESTOS en el Teatro Valle Inclán

AMOR VERBENERO en el Teatro QUIQUE SAN FRANCISCO
29 junio, 2023
FERIANTES en el Teatro María Guerrero
30 junio, 2023

TEATRO VALLE INCLÁN

CDN y TEATRO KAMIKAZE

presentan

LOS GESTOS

Texto y dirección Pablo Messiez

1 DIC 2023 – 14 ENE 2024

Tras el exitazo de LA VOLUNTAD DE CREER a Pablo Messiez se le han multiplicado los fieles, ya sea como director escénico (LOS DÍAS FELICES, BODAS DE SANGRE, HE NACIDO PARA VERTE SONREÍR,LA PIEDRA OSCURA ) o como autor y director, que es donde mejor consigue dibujar ese universo teatral tan propio y rico (LAS PLANTAS, LA DISTANCIA, TODO EL TIEMPO DEL MUNDO o LAS CANCIONES). Y regresa al CDN con el lenguaje de los gestos donde se reencuentra con una de sus actrices fetiche, Fernanda Orazi.

Coproducida por el Centro Dramático Nacional y Teatro Kamikaze, con la colaboración de la Real Academia de España en Roma, la pieza comenzó a gestarse en la capital italiana, donde Messiez llevó a cabo una residencia artística enmarcada dentro del convenio de colaboración entre el #Dramático y la centenaria institución. “Roma terminó siendo una parte fundamental de la obra. Por un lado, por ser una ciudad en la que conviven tiempos superpuestos. Y por otro, por cuestiones más azarosas, como coincidir mi estancia allí con una serie de muestras de homenaje a Pasolini por el 100 aniversario de su nacimiento. Su obra y su figura también han sido determinantes en la escritura”.


Junto a las referencias a Pasolini, en la pieza vemos otras reverberaciones que nos trasladan a la cultura italiana, tanto en lo sonoro y musical como en lo visual. Los personajes, interpretados por Elena Córdoba, Manuel Egozkue, Fernanda Orazi, Nacho Sánchez y Emilio Tomé, “parece que vienen de otro tiempo; y parece que este tiempo va a los saltos, parpadeando”, según Messiez. “Es la historia de un grupo de personas atrapadas en un espacio en donde las cosas se repiten y lo propio se vuelve ajeno”. 


Su propuesta, que huye de la representación realista, pone el foco en los gestos como catalizador de la interpretación y de la reflexión en torno a la idiosincrasia de las artes escénicas. “Me interesa ver en cada obra dónde está su teatralidad. Intentar entender cómo piensa el teatro. Que es bien distinto a cómo piensan el cine o la literatura”, afirma el autor y director. Como herramientas de trabajo figuran la repetición y la superposición. “Los gestos toman el poder, y se apropian con sus lógicas a veces ajenas a la escena de los cuerpos de los actores y actrices. Hay escenas en las que operan por reiteración. Otras en las que se imponen los gestos de una escena anterior. Otras en las que el gesto se detiene. Otras en los que un cuerpo distinto se hace cargo de los gestos que antes vimos en otro”, apunta Messiez.


El creador argentino, cuya trayectoria viene avalada por reconocidos éxitos como su última pieza, La voluntad de creer (galardonada como Mejor espectáculo en la última edición de los Premios MAX), continúa con Los gestos en su intento por “entender a través del teatro algo más acerca de la vida”. “Volver al gesto es volver al sitio. ¿Es plegar el tiempo?  El déjà vu como procedimiento dramatúrgico. “Los gestos ya son todos repetidos/ No hay nada ya de hoy que no sea un eco”, concluye.


Parece que Topazia ha heredado un sala circular en la que quiere abrir un bar. Bueno, en realidad quiere volver a actuar pero es más fácil llevar gente a un bar que a un teatro, lo cual tiene sentido, ya que una caña no defrauda. Así que abrirá el bar y meterá un escenario dentro.

Parece que Sergio la ayuda a montar un homenaje a la cantante italiana Mina. Le dirige los gestos. Parece que es su novio, pero no lo tienen claro. Parece que aparece de repente un hombre con ojos de un terror antiguo. Parece que esta llegada genera cierta inquietud en todos.

Parece también, que hay un pianista joven. Y una bailarina vieja. Parece que vienen de otro tiempo y parece que este tiempo va a los saltos, parpadeando.

Parece que algo pasa con los gestos. Como si también fueran a los saltos. -¿Parpadean?- Se han movido de sitio, parece, como en un terremoto que hace ahora temblar el sentido. Ya nadie sabe si hace lo que hace porque quiere o solamente repite lo que alguien ya ha hecho antes.

Parece que esto del antes es relativo. Que no se puede determinar si lo que pasa precede o si sigue a lo que sigue. O qué cosas se perdieron en un cerrar de ojos.

Parece que alguien ha estado en Roma. Y que allí el tiempo se despliega replegándose. Y que después de Roma, todo es poco.

Parece que eso es todo lo que se puede decir, de momento, de esta obra.

Cada nueva obra es un intento por entender algo más acerca de la especificidad del teatro. Provocar una experiencia que adquiera su mejor sentido allí. Y como el teatro es un laboratorio de mundo, cada nueva obra es un intento por entender algo más acerca de la vida. Cada nueva obra es un intento imposible. “Vamos a no llegar, pero vamos a ir.”

Este intento va de los gestos. De los que hacemos, de los que nos pasan. 

El foco en los gestos, es también el foco en aquello que no se puede escribir. En lo que el teatro tiene de extra-literario. En lo que adquiere sentido en la encarnación, en la presencia. En las cosas que hace el cuerpo como resultado de un ponerse en relación. 

Los procedimientos que vertebrarán la cuestión serán la repetición y el desplazamiento. Hacer el gesto. Volver al gesto. La repetición como superposición. La repetición como herramienta para acceder a un saber del cuerpo. O, como escribió Bazin, la repetición como una intensidad, como una eternidad.

Volver al gesto es volver al sitio. ¿Es plegar el tiempo? El déjà vu como procedimiento dramatúrgico. “Los gestos ya son todos repetidos/ No hay nada ya de hoy que no sea un eco.”

Pero también la búsqueda -el deseo- de un gesto incapturable. Recién nacido. Como escribió Didi Huberman, un gesto que abra una noche. Que desmesure las cosas del día.

¿Una quietud móvil, que retenga el porvenir en el presente? ¿Una suspensión, como la del cuerpo que busca la palabra que ha olvidado?

Pablo Messiez

Equipo artístico

Texto y dirección Pablo Messiez
Intérpretes Fernanda Orazi, Nacho Sánchez, Emilio Tomé, Elena Córdoba, Manuel Egozkue
Diseño Escenografía Mariana Tirantte
Diseño Iluminación Carlos Marquerie
Vestuario Cecilia Molano
Coreografía Elena Córdoba

 

Espacio sonoro Lorena Álvarez y Óscar G. Villegas
Ayudante de dirección Alicia Calot
Producción ejecutiva Pablo Ramos Escola
Dirección de producción Jordi Buxó y Aitor Tejada
Distribución Caterina Muñoz Luceño

Una coproducción del Centro Dramático Nacional y Teatro Kamikaze

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