Tantas cosas, tantas obras, tantos líos, tantas pretensiones, tantos sueños…
Y me voy a Dickens (una vez más), «era el peor de los tiempos, era el mejor de los tiempos»
Ha arrancado una temporada teatral extraña, dura, picajosa, irascible y nada afable.La situación del mercado (odio esa expresión), la gente está entre cansada e irritada y eso se refleja
en el entretenimiento. El público ha postergado al teatro a un lugar algo lejano y cada día cuesta más
traerles a las salas. No lo ven como algo apetecible y en parte, somos responsables de ello.La cartelera privada se llena de reposiciones (muy pocos estrenos); los musicales son más de lo mismo, nada
interesante; los públicos parecen un poco adormilados, no rezuman ese furor artístico de otros años.
Y luego están los OFF que bajo dicha y peligrosa denominación llegan cada semana innumerables propuestas que
inciden sobre el mismo público una y otra vez. Y me da la sensación que hemos perdido el norte. No sabemos cuales son los
puntos cardinales para dirigir nuestras propuestas… No es igual El principio de Arquímedes, que El nombre o El Disco de cristal. Pero nosotros
los metemos en los mismos sacos.La sabiduría de otros mercados, ha hecho que existan eso, diferentes mercados que conviven dentro del mismo arte. Aquí no, aquí
lo queremos todo, queremos que el público de un musical vaya a una sala de 20 personas, que el de la Abadía agradezca cualquier comedia
francesa y que la comercialidad sea estandarte creativo. Y eso donde nos lleva?? a la no educación de los nuevos públicos, al todo es válido,
a que todos peleemos por el mismo cacho de carne sin darnos cuenta que hay que repartirlo. Deberíamos parar, reflexionar e ir adelante… pero
con cabeza (iniciativas como las del Teatro del Barrio donde se han unido varios teatros de la zona son, cuando menos, plausibles).Y en la guinda una inexistente política cultural que asfixia…. pues eso señores… «era el peor de los tiempos, era el mejor de los tiempos»
Si me preguntas…… Greta
Bravo!