La joven CNTC
presenta
de Calderón de la Barca
Este título me ha acompañado de una forma u otra a lo largo de los últimos ocho años. Fue mi primer montaje como directora de la CNTC y supuso una experiencia extraordinaria compartida con el magnífico elenco, equipo creativo, técnico, de gestión, así como con el gran número de teatros y públicos de nuestra sede y de las giras nacional e internacional. Luego han venido conferencias, talleres, proyectos pedagógicos, veladas teatrales en diferentes países, un trabajo de intercambio con el Teatro Nacional de Burdeos que me permitió profundizar en él con jóvenes actores franceses durante tres meses hasta llegar al escenario. Un recorrido largo y variado que me ha abierto nuevos caminos para seguir comprendiendo esta obra inmensa.
He elegido este título para despedirme de la dirección de la CNTC con el objetivo de entregar este enorme tesoro de la dramaturgia universal a los componentes de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico para que se lo apropien desde la escena con rigor, respeto y osadía.
Como si lo leyera por primera vez, lo voy descubriendo nuevo cada día. Estoy muy bien acompañada por el equipo creativo de la primera vez casi al completo, por todo el equipo de la CNTC y por un elenco de La Joven lleno de talento y entusiasmo y, como tiene que ser, Calderón no deja de hacernos preguntas acerca de la libertad, de la crueldad que rodea al ser humano, de la capacidad de éste para sobrevivir a ella y para vencerse a sí mismo. Verso a verso, impulsados por palabras y frases de una brillantez extraordinaria, vamos reconociendo con perplejidad aspectos de la condición humana. ¿Sueño, realidad o teatro?
La belleza y el poder de esta pieza nos eleva y nos subyuga en la misma medida. Luchamos en cada sesión de trabajo por crear arte para ofrecérselo a nuestros espectadores.
HELENA PIMENTA
Sinopsis
Un rey, trastornado por la muerte de su esposa el mismo día en que da a luz a su primogénito, da crédito a la interpretación de las ciencias astrales que determinan la fiereza del recién nacido y la consecuente debacle que su reinado comportaría. Aterrado, oculta su existencia aislándolo en un encierro del que solo se ocupa su más fiel cortesano. Sin embargo, treinta años más tarde, llegada la hora de nombrar un heredero a su corona, se cuestiona si cometió un error y decide salir de dudas poniendo a prueba al monstruo que ha estado alimentando en la oscuridad… Mientras, accidentalmente, alguien irrumpe en la celda alterando el hermetismo establecido.
Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¡que hay quien intente reinar
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Asesor de verso: Vicente Fuentes
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Coreografía: Nuria Castejón
Espacio sonoro: Eduardo Vasco
Escenografía y vestuario: Mónica Teijeiro
Versión: Juan Mayorga
Dirección: Helena Pimenta
Reparto:
Íñigo Álvarez de Lara
Mariano Estudillo
Anna Maruny
Alejandro Pau
Aisa Pérez
Pau Quero
Alba Recondo
Víctor Sáinz
Irene Serrano
Fernando Trujillo
Juan de Vera
José Luis Verguizas