Josefina Molina Reig (Córdoba, 14 de noviembre de 1936) es una directora de cine, guionista, realizadora de televisión, novelista y directora de escena española. Fue pionera, en España, del cine rodado por mujeres y dirigió obras tan destacadas como los largometrajes Función de noche (1981) y Esquilache (1988), o la serie de televisión Teresa de Jesús (1984). En 2006 fue confundadora de CIMA, asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales de la que es presidenta de honor.
Josefina Molina nació en el año 1936 en la ciudad de Córdoba en el seno de una familia de clase media. Su padre era un tendero cordobés que comercializaba con calzado y productos de droguería, su madre era una catalana dedicada a las labores del hogar y al cuidado de sus hijos. Gracias a la buena trayectoria del negocio familiar, y a pesar de nacer en las dificultades económicas generalizadas de la posguerra, tuvo la suerte de no sufrir privaciones.
La desahogada posición de sus padres permitió a la pequeña Josefina asistir a algunos colegios de acreditado prestigio en su Córdoba natal, como el de los Hermanos de La Salle (en el que recibió sus primeras letras y aprendió los rudimentos de las Matemáticas) y el de las Escolapias de Santa Victoria (donde cursó sus estudios secundarios).
Terminó la escuela en el año 1969 y debido a que era una joven de la pequeña burguesía comerciante tuvo la posibilidad de acceder al Bachillerato. Así, Josefina decidió sacar el máximo partido a la educación que -por empeño, fundamentalmente, de su madre- le estaban brindando sus progenitores.
Sus primeros contactos con el mundo del cine, tuvieron lugar en las salas de exhibición de su ciudad natal, a las que solían llevarla sus padres los domingos por la tarde. Además, también sentía un gran gusto por la lectura, que le deparó un grato descubrimiento cuando sólo contaba trece años de edad: la riqueza narrativa de los Episodios Nacionales, de Galdós (1843-1920), obra que también influyó de forma decisiva en la vocación narradora de Josefina Molina, así como en su acusada tendencia al realismo. Sin embargo, no sería hasta los quince años cuando Josefina vio la película El río de Jean Renoir (1951), la cual despertó en ella un gran interés por contar historias a través del cine.
Ya en plena juventud, se sumó con entusiasmo a varios grupos de creadores e intelectuales cordobeses, todos ellos alentados por inquietudes artísticas. Fue asidua a las proyecciones y los debates del “Cineclub Senda” y el “Cineclub del Círculo de la Amistad”, y frecuentó también el “Círculo Juan XXIII”, en cuyo seno -integrado por los jóvenes más progresistas de la Córdoba del franquismo- fundó el colectivo dramático “Teatro Ensayo Medea”. Impulsada por un audaz espíritu feminista, realizó su primer trabajo como directora teatral al frente de este colectivo, poniendo en escena Casa de muñecas, del dramaturgo noruego Henrik Ibsen (1828-1906). El estreno de esta obra, verificado en el Salón Liceo del Círculo de la Amistad, constituyó un rotundo fracaso, tanto por las malas condiciones del local como por la escasa preparación del público asistente, que no estaba mentalizado para recibir mensajes tan directos como el lanzado por Ibsen en esta obra maestra.
Lejos de desanimarse por este primer contratiempo, Josefina Molina decidió seguir adelante en su carrera como directora teatral y logró estrenar otros cuatro montajes y, simultáneamente, contactar con diferentes figuras locales del mundo del espectáculo y los medios de comunicación. Fue así como, a partir de 1962, empezó a colaborar asiduamente en el programa radiofónico Vida de espectáculos, emitido por Radio Vida, con una sección de gran éxito titulada «La mujer y el cine».
Seguiría Josefina Molina una trayectoria profesional que la llevaría al éxito rotundo en el mundo de la televisión y el cine.
Estudia Ciencias Políticas y en 1962 funda el Teatro de Ensayo Medea en su ciudad natal, dirigiendo varios montajes. En 1969 se convierte en la primera mujer que obtiene el título de directora/realizadora en la Escuela Oficial de Cine. En esa época rueda numerosos espacios dramáticos para Televisión Española (Estudio 1, Hora once, Teatro de siempre, etc.).
Le encargaron una adaptación de La metamorfosis, de Kafka del cual dice “que era un rollo que no quería hacer nadie, pero yo me lo tomé tan en serio que acabaron diciendo: ‘Ha trabajado mucho la pobre, habrá que hacer algo con ella’. Vosotros no sabéis lo insoportable que es ese paternalismo.”
Ha adaptado y dirigido diversos montajes como Motín de Brujas de Josep María Benet, No puede ser el guardar una mujer de Agustín Moreto, Cartas de amor de A. R. Gurney y La Lozana Andaluza, adaptación de Rafael Alberti.
Sus series de televisión más destacadas son El camino (1978) que cuenta la historia de un niño de 11 años, Daniel El Mochuelo, quien ha sido matriculado en un colegio en la ciudad y tendrá que dejar el pueblo en el que se ha criado para siempre, pero la noche antes de su partida hacia la ciudad, Daniel recuerda su infancia y las historias de los habitantes del valle en el que se ha criado; Teresa de Jesús (1984) que narra la vida de Santa Teresa de Jesús, interpretada por Concha Velasco; y Entre naranjos, adaptación de la novela homónima de Blasco Ibáñez (1998).
También dirige teatro, logrando un gran éxito con el montaje Cinco horas con Mario, monólogo representado durante décadas e interpretado en distintas etapas por Lola Herrera y Natalia Millán a partir de la obra homónima de Miguel Delibes. En 1990 dirige Los últimos días de Emmanuel Kant, de Alfonso Sastre.
Su primer largometraje, Vera, un cuento cruel, de género fantástico, data de 1973 y en 1981 alcanza un buen nivel como cineasta con Función de noche, película que repasa la vida en común de un matrimonio separado en la que Lola Herrera y Daniel Dicenta se interpretan a sí mismos.
En 1989 estrena el drama histórico Esquilache, basado en la obra de Antonio Buero Vallejo Un soñador para un pueblo y con un gran reparto que incluye a Fernando Fernán Gómez, Adolfo Marsillach, Concha Velasco y otros actores de renombre. Lo más natural (1990), protagonizada por Charo López y Miguel Bosé y La Lola se va a los puertos (1993) con la cantante Rocío Jurado, constituyen sus últimas incursiones cinematográficas.
El productor más representativo de su trayectoria es José Sámano (Sabre Producciones).
En 2006 funda CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) junto a otras cineastas como Inés París, Chus Gutiérrez, Icíar Bollaín o Isabel Coixet y de la que es presidenta de honor.
En 2011 la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España le concede el premio Goya de Honor, a cuya gala no pudo asistir.
En 2012 es nombrada Hija Predilecta de Andalucía.
A su labor teatral y audiovisual se añade la literaria. Cuando decidió no hacer más películas, Josefina Molina se puso a escribir “porque si no, me iba a aburrir mucho”. Su primera novela fue Cuestión de azar, “la historia de mi generación en Andalucía, cómo se educaba a las niñas y cómo me educaron a mí” a la que siguió En el umbral de la hoguera sobre Teresa de Jesús: “Me pidieron un libro sobre la serie de la tele pero como se me había quedado en el tintero un episodio preferí escribir sobre él: su viaje a Andalucía –cuando la Orden le pide que se quede calladita mientras la Inquisición la está investigando y los descalzos y los calzados están en guerra–… Soy una aprendiza en lo de escribir, pero es apasionante porque haces lo que te da la gana, no tienes encima a un productor ni tienes que decirle nada al equipo. Escribiendo haces contigo misma los pactos que quieras, te engañas como quieres, eres tú la única responsable, eso me fascinó”. Y tras un libro de encargo, Los papeles de Bécquer, y una autobiografía, Sentada en un rincón, lleva seis años “escribiendo un libro que no terminaré”.
Asimismo, escribió el prólogo del libro Ana Mariscal, una cineasta Pionera, escrito por Victoria Fonseca.
Además de sus trabajos en cine y en teatro, ha desarrollado una amplia carrera como Directora-Realizadora de televisión, fundamentalmente en Televisión Española.
Es bien conocida su faceta feminista, de hecho, escribió el libro Cine de mujeres en la Transición. La trilogía ´feminista´ junto a Cecilia Bartolomé y Pilar Miró. Algunas de sus declaraciones sobre este tema son:
«La igualdad aún no es real porque no tenemos los mismos sueldos, no tenemos las mismas oportunidades… ¿Sabes lo que no tenemos tampoco? Los mismos presupuestos para hacer nuestro trabajo. Los presupuestos para una mujer siempre son menores […] porque al fin y al cabo la van a arrinconar en el cine de mujeres, porque es como un cajón en donde se nos mete y donde hay se cree que eso es un apartado, al ser apartado tenemos ya un problema.»
«No he estado sola afortunadamente y no estaré sola en el futuro. Hay ya muchas mujeres que están imponiendo sus ideas y su visión del cine de hoy aunque todavía se escatima el reconocimiento de los méritos de las cineastas.»
«Cuando empecé en esto los productores tenían desconfianza en poner los presupuestos en manos de una mujer.»
«Nada me apetecía más que profundizar en la situación de una mujer de mi generación. Te educan para ser una persona que no opina por sí misma y que está atenta a lo que el hombre diga y a cambio tienes que exigirle que él sea fuerte, que no llore nunca, que resuelva todos los problemas. En el momento en que se enfrentan los dos, ni la una es lo que le han dicho que debe ser ni el otro es tan fuerte, todo se viene abajo porque no es posible que un hombre pueda con todo lo que se le exige, ser un héroe… Siempre he tenido una fobia total al matrimonio, para mí siempre ha sido un camino mortal. Con 23 años tuve mi primer novio y dos meses antes de la boda pensé que cómo me iba a meter en esa aventura sin saber realmente quién era yo. Incauta de mí, se lo dije al novio: ¿por qué no aplazamos esto y me esperas? Y qué decepción su respuesta, qué decepción. Ahí acabó todo.»
Dijo en la ceremonia de los Premios Goya de 2012 cuando ganó el premio al Goya de Honor:
«Sé que estoy aquí representando también a otras mujeres de generaciones anteriores que se han dedicado a este oficio del cine cuando no era nada fácil. Quisiera compartir con ellas este Goya de Honor y también quisiera compartirlo con mis compañeras de CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales que ha sabido sustituir el aislamiento por la solidaridad, cuya labor por la visibilidad de las mujeres cineastas de este país es constante. Gracias.»
«Yo diría que siempre he hablado de la libertad y sobre todo de la libertad de las mujeres para hacer su propia vida, en el fondo es lo que a mí siempre me preocupo desde que era niña: hacer lo que yo quería y hacerlo como yo quería. Esto no era fácil para las mujeres, sigue sin serlo. A lo largo de la vida lo que haces es contentar a esa adolescente que fuiste y cumplir su proyecto.»