Programación febrero
El mes de febrero trae muchas novedades en La Mirador.
PEQUEÑO TEATRO (piezas breves que se representarán en diferentes espacios de la Sala Mirador y Escuela Cristina Rota) se podrá ver los viernes por la noche, a partir del 19 de febrero. Para los más pequeños, los Domingos matinales a partir del 7 de febrero vuelven los CUENTACUENTOS. Además los Sábados a las 22:30h continua la celebración del 20 ANIVERSARIO KATARSIS DEL TOMATAZO.
Dentro de las compañías invitadas, se podrá ver hasta el 7 de febrero una obra actualmente en cartel TERNURA NEGRA. Y el 12 de febrero se estrena DANNY Y ROBERTA, que se podrá ver los viernes, sábados y domingos hasta el 6 de marzo.
¿Quién dijo que la magia sólo puede estar en lo magno? ¿Quién puede aprovechar las horas si no se deja impregnar por el exquisito regalo del tiempo mínimo? La pequeñez se viste de grandeza en el nuevo proyecto de la Escuela de Cristina Rota y la Sala Mirador: Pequeño Teatro, porque grande es la calidad escénica y más aún las propuestas escénicas que se preparan para los viernes por la noche, a partir del 19 de febrero.
Pequeño Teatro invita a disfrutar de la escena en estado puro a través de brevísimas obras que se representarán en diferentes espacios y aulas de la Sala Mirador y Escuela Cristina Rota, lugares donde por más de 30 años han moldeado sus sueños numerosos actores y actrices. Pequeño Teatro desea que te impregnes de la magia de sus paredes y sus recuerdos.
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“Había una vez…” ¡Preparaos! Orejas abiertas, abrazos cercanos, ojos despiertos, que ya llega el Cuentacuentos de la Escuela de Cristina Rota y la Sala Mirador. Junto a la Asociación Cultural Malaeva, integrada por ex alumnos y alumnas de nuestro centro. Desde el domingo 7 de febrero estrenamos este nuevo espacio para los y las más peques.
Porque creemos en una educación diferente, con renovados valores que hablen con claridad a nuestros niños y niñas de una sociedad mejor, de un mundo de sueños por cumplir y realidades por soñar. Para compartir en familia, para crecer juntos, para pensar que todo puede ser distinto, para cuidarnos y cuidar, para querernos y querer, para pensarnos. En definitiva, para recuperar en la amalgama de las palabras ese tiempo vital donde ocurren las mejores cosas.
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La Sala Mirador arranca 2016 de fiesta, celebrando el 20 ANIVERSARIO de La Katarsis del Tomatazo, el espectáculo más longevo de la cartelera madrileña, siempre en constante renovación, interpretado por los alumnos de la Escuela de Cristina Rota y dirigido por María Botto.
Corría el año 1996 cuando, desde la Escuela Cristina Rota y la Sala Mirador se planteó la necesidad de proporcionar a los alumnos los instrumentos necesarios para aunar teoría y práctica, explorando nuevos códigos del lenguaje teatral. Se pretendía, además, involucrar al público como parte fundamental del espectáculo. Y así fue gestándose la idea de lo que, enseguida, se convertiría en La Katarsis del Tomatazo, un espectáculo con formato de cabaret, en el que cada número sería valorado por el público, pudiendo además participar como voluntarios/as.
Juan Diego Botto, Alberto San Juan, Ernesto Alterio, María Botto, Marta Etura, Guillermo Toledo, Malena Alterio, Raúl Arévalo, Secun de la Rosa… y una larga lista de reconocidos intérpretes de la escena española han pasado por la Katarsis del Tomatazo, llevándose trocitos de su espíritu y dejando, a cambio, partes de sí mismos.
Cada uno de los números preparados por los alumnos de la Escuela de Interpretación Cristina Rota se somete a la valoración del público… ¿Aplauso o tomatazo? Tú decides.
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Ternura negra es una comedia histórica de terror romántico fruto del encuentro entre la autora y directora Denise Despeyroux y la actriz Ester Bellver que quisieron unirse para emprender un proyecto teatral en torno a la figura de María Estuardo. Junto a esta figura histórica aparecen algunas de los temas recurrentes de la autora y directora, un castillo plagado de fantasmas y un autor obsesionado con la figura de María Estuardo que se instala en una tienda de campaña junto al castillo de Tutbury, donde la reina pasó gran parte de su cautiverio.
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Danny y Roberta son dos seres al margen de todo, que se han pasado su existencia navegando por un espacio solo reconocido por ellos. Un rincón interior abrupto y violento, muy erosionado por chocar continuamente con la normalidad de los otros: los seres contentos, prudentes, sin tacha. Ellos son bailarines de una danza apache -como bien reza el subtítulo original de la obra-, de una coreografía loca e imprudente que sigue un ritmo musical maldito, extenuante, subversivo e incomprensible para los que quieren coherencia y tranquilidad. Danny y Roberta son humanos heridos, pero no dolientes, que se han habituado a caminar a oscuras, a no dar oportunidades, a no soñar ni hacerse ilusiones, porque saben que no se puede ser feliz, porque siempre hay algo que te lo impide. Eso piensan antes de que la mesa de ese bar les obligue a conocerse y les conceda el regalo imprevisto de ver la luz, de dar con la ternura, con la protección y la risa, con el descubrimiento de un alma gemela igual de descarnada.
La historia de Danny y Roberta es algo más que un encuentro, es algo más que un análisis del azar, de la vida difícil, del hastío y de la pérdida de esperanza. Es algo más y no es tampoco una simple historia de amor.
Para su autor, John Patrick Shanley, estos dos personajes pertenecen a la noche, a un ambiente pobre y resentido, donde la ambición tiene mucho que ver con las cosas pequeñas y aparentemente sencillas. Dos vidas rotas, ciegas -este es el punto de partida-, que se encuentran y se ven. Dos seres que en este destello reconocen no ser ni tan distintos, ni tan raros. Sí tan infelices.