TRES HERMANAS de Chéjov

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TRES HERMANAS

 

TEATRO GUINDALERA
presenta

TRES HERMANAS

de Chéjov
con versión y dirección de Juan Pastor

 

“La esperanza de una mejor vida y una profunda fe en el futuro”

VÁMONOS A MOSCÚ

 

El Teatro Guindalera, actual Premio Max Mejor Producción Privada, presenta Tres Hermanas de A. Chéjov con versión y dirección de Juan Pastor. El reparto lo forman: Victoria Dal Vera (Olga), María Pastor (Masha), Ariana Martínez (Irina), Raúl Fernández (Andrei), Susana Hernáiz (Natacha), Juan Pastor (Chebutikin) , José Bustos (Tusenbach), José Troncoso (Soliony), José Maya (Kuliguin), Carles Moreu (Vershinin) y Aurora Herrero (Anfisa).

 

En Enero un grupo de doce actores y actrices vinculados a GUINDALERA iniciaban un taller de investigación impartido por Juan Pastor en torno a ‘Tres hermanas’ de Antón Chéjov. En los tiempos que corren pensar en montar ‘Tres hermanas’, con doce actores suena a suicidio colectivo. Pero si fuera fácil, no sería un proyecto de Guindalera. Acostumbrada a vivir ajena al ruido y a las modas. Montando solo obras en las que creen, olvidándose del beneficio.

 

SINOPSIS

Tres hermanas de Chéjov tiene como núcleo la vida desdichada de las hermanas huérfanas en una pequeña ciudad rusa de provincia, en la que está de guarnición una brigada de artillería, que es el único estímulo vital de esa ciudad amodorrada. Sin ellos todo sería languidez, desgana y tedio sin más diversión que el chismorreo, la embriaguez o la intriga amorosa. En ese ambiente inerte y apático, que elimina el anhelo de cualquier vida más plena y humana se ven atrapadas las tres hermanas. Su única esperanza, que acabará también por perderse, es huir de allí e instalarse en Moscú, su antigua ciudad y que se ha convertido en un imperante objetivo que a su vez recuerdan con una diaria nostalgia. La retraída y pusilánime cuñada, Natacha, se irá adueñando poco a poco de la casa y sus ocupantes y acabará por imponerse despóticamente a ellos. Las hermanas no se percatan, o no quieren enterarse de que el causante real de la ruina de sus esperanzas es su hermano Andrei, marido de esa mujer.

 

 

LA OBRA

Juan Pastor presenta una nueva lectura de la obra partiendo de nuestra realidad más presente. Chéjov nos alerta sobre la estupidez humana y la necesidad de un cambio, una renovación espiritual que nos lleve a un futuro mejor.

Una compañía de teatro decide cumplir el sueño de montar Tres hermanas.

La obra nos dice que es necesario el cambio y que sus personajes son incapaces de leer lo que sucede. La falta de habilidad para abrazar esos cambios que los tiempos traen es lo que les impide alcanzar sus metas.

En el espectáculo hay una reflexión sobre el presente. Vemos cómo el mundo está cambiando; el que una vez conocimos desaparece. Un mundo se acaba y otro empieza. Pero la crisis provocada por esa necesidad no solo es económica y política, sino que también afecta al sistema de valores y con ello existe el riesgo de perder lo válido…

Una fuerza vital y un desmesurado deseo por vivir hace que el comportamiento de los personajes en Tres Hermanas nos parezca distorsionado o cómicamente trágico.

 

 

TRES HERMANAS

TRES HERMANAS

 

NOTA DE JUAN PASTOR

¿Por qué Tres hermanas de Chéjov?

La desesperación ante el presente y la esperanza de un cambio positivo en el futuro que permita la realización de sus más altas aspiraciones como artistas en un país que no ofrece alternativas, lleva a una compañía de actores españoles a montar TRES HERMANAS de Chéjov, porque en ella creen descubrir como ante un espejo ciertas claves que les ayuden a comprender la realidad de su entorno más cercano. De esta forma, y a pesar de su falta de medios, el colectivo inicia un viaje a su Moscú más deseado, permitiendo que su realidad circundante y la de la ficción de la obra se retroalimenten en un espectáculo final (ciñéndose solo al texto de Chéjov).

Según una reflexión de Lee Trepanier, el estado de decadencia espiritual y material que caracteriza a las hermanas de la obra de Chéjov y más concretamente a la sociedad aristocrática rusa de finales del siglo XIX, se puede comprender por una lectura de Musil “sobre la estupidez”. El novelista austríaco afirma que “la causa de la decadencia de las sociedades cultas y su eventual colapso es la estupidez, que más que una deficiencia es una falta de comprensión.” Naturalmente, esto podría aplicarse también perfectamente a nuestra sociedad europea actual en la que, como consecuencia de la falta de comprensión o incapacidad de sus líderes de lo que está sucediendo, ante la tan mencionada crisis, estúpidamente se están perdiendo una serie de valores, en nuestra “sociedad del bienestar”, mientras estúpidamente aparecen otros aspectos negativos con la insistencia de asumir una responsabilidad necesaria para mantener precisamente ese sistema.

Así, nuestra compañía de actores interpreta que el desposeimiento espiritual y material de la casa de los Prozorov en TRES HERMANAS se puede comprender como resultado del estúpido comportamiento de sus protagonistas porque son incapaces de defender y preservar los valores aristocráticos de su condición, como el de belleza, sacrificio compartido y ocio, valores que los actores creen que defienden los nuevos colectivos que están apareciendo en nuestro país y que intentan preservar la llamada sociedad del bienestar europeo frente a la tan demandada y necesaria responsabilidad que reclaman estúpidamente muchos de nuestros líderes, insistiendo en el pragmatismo y la utilización de las personas como medio, para conseguir la riqueza que permita igualmente preservar esa misma sociedad del bienestar. Solidaridad frente a responsabilidad.

De esta forma, en TRES HERMANAS, el colectivo de actores que va a montar la obra encuentra en el estudio de sus personajes dos tipos diferentes de estupidez, una franca y honorable encarnada por las hermanas, entre otras cosas por la falta de comprensión y por lo tanto incapaces para enfrentarse ante las fuerza que les destruirán y otra encarnada por Natacha, paradójicamente con un signo de inteligencia, porque consigue su propósito, pero que trae consigo la vulgaridad y el egoísmo burgués incapaz de empatizar con el sufrimiento ajeno. Así, acudimos a una confrontación entre dos grupos de gente ante los problemas que plantea la vida en esa casa común. Natacha y Protopópov son representantes de una clase que sabe exactamente lo que quiere y que logra alcanzar, cosa que los Prozorov son incapaces, porque tienden a minar toda iniciativa personal. Son encantadores pero ineficaces. La vulgaridad de Natacha, sin embargo, representante de valores burgueses con un comportamiento responsable, rechaza la sensibilidad de los Prozorov sobre sus altos propósitos de solidaridad en la búsqueda inmediata de soluciones a sus asuntos prácticos, a su estatus y a sus inclinaciones sexuales. Las discusiones sobre ideas impracticables se sustituyen por el pragmatismo y el cálculo. Las cosas funcionarán en la casa según los deseos de la gente como Natacha y los valores defendidos por las hermanas se perderán.

Teniendo como fondo este panorama, nuestra compañía de actores va a vivenciar la experiencia de este drama lleno de ironías amargas, pero con muchos momentos dramáticamente cómicos, porque se ven a sí mismos como sus personajes, perdidos y sobrellevando sus fallos con fantasías de futuros felices. Pero también como ellos, en los momentos más bajos, encuentran la fuerza para levantarse al nivel de sus sueños sobre el futuro feliz de la humanidad. En nuestro montaje tanto los actores como los personajes de la ficción, ¡quieren vivir! Y aunque a veces lo hacen agónicamente, desperdiciando su energía en juegos o actitudes triviales, ¡quieren vivir! Con una fuerza vital y fe en el futuro. “La esperanza de una mejor vida y una profunda fe en el futuro” Pero a pesar de actuar con esa energía hacen sus vidas inútiles porque rechazan actuar para conseguir sus verdaderos objetivos, no hacen nada verdaderamente adecuado para construir sus vidas deseadas y eso además de trágico genera situaciones cómicas. Como decía una crítica americana después de ver la obra: “No encuentro sentido a que tres adultas gasten cuatro actos para no ir a Moscú cuando todo el tiempo tienen la posibilidad de comprar un billete de tren fácilmente.” De esta forma los personajes, como los actores que participan en la obra no se sumergen en sus tristezas, sino todo lo contrario, buscan la vida, la alegría y el coraje. Quieren vivir y ser activos emocionalmente, se levantan para vencer el duro e insoportable punto muerto en el que la vida les ha sumergido, aunque sus comportamientos triviales les impidan las acciones pertinentes que precisarían para sus diseños como personas.

La obra contiene una crítica al comportamiento de los personajes a los que se llega a amar porque se les comprende, como nosotros los actores amamos esa realidad a la que pertenecemos. Esperamos que todo eso induzca al público a criticar pero comprender esas vidas enfermizamente triviales. Chéjov no solamente tenía cierta simpatía por sus personajes a los que amaba porque los comprendía y aunque pareciera juzgarlos con dureza, sus juicios no eran explícitos, no perdía su objetividad. Esperamos que el público reflexione sobre el comportamiento de sus personajes, los comprenda y por lo tanto llegue a amarlos a ellos como a nosotros los actores del intento.

TRES HERMANAS contiene una exploración constante entre la esperanza y la desolación, habla sobre la desesperación ante el presente y la esperanza de un futuro mejor. La carga de la pena y el fracaso está equilibrada e incluso trascendida por el anhelo de la felicidad y realización. Los actores de la compañía ante un cambio inminente y necesario en nuestra sociedad buscamos desesperadamente el equilibrio entre responsabilidad y solidaridad. Aquellos tiempos de la obra de Chéjov son un eco de lo que posiblemente hoy, a principios del siglo XXI se percibe, la visión de un futuro en el que muchas cosas van a cambiar en un sentido u otro, todo depende de nosotros, pero queramos o no el cambio será de gran dimensión.

Juan Pastor

 

 

Tres hermanas en los Teatros del Canal

 

FICHA

Dramaturgia, espacio escénico y dirección: Juan Pastor
Iluminación: Sergio Balsera
Ayudante de dirección: Aurora Herrero
Adjuntos a la dirección: Maria Pastor,  José Bustos  y José Troncoso
Ayudante de producción: José Troncoso
Espacio sonoro: José Bustos,  Escuela de Nuevas Músicas
Sastra: Noemi Loiti
Asesora de coro: Sonia Herrero
Coordiación técnica: Sergio Balsera y David Benito

Comunicación prensa y redes: Manuel Benito, Raquel Berini y Alba Quintas
Producción y ambientación: Teresa Valentín-Gamazo
Fotografía: David Benito
Distribución: Fran Avila
Reparto: Victoria Dal Vera, María Pastor, Ariana Martínez, Raúl Fernández, Susana Hernáiz, Juan Pastor, José Bustos, José Troncoso, José Maya, Carles Moreu y Aurora Herrero.

 

 

 

 


 

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