Opernhaus de Zürich y el Teatro Real
presentan
GIUSEPPE VERDI
Del 5 al 22 de julio
Director de escena: Andreas Homoki Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
A partir del enorme éxito del Mosè in Egitto rossiniano, las solemnes tramas del Antiguo Testamento que habían sido materia literaria de innumerables oratorios barrocos encontraron un nuevo y discreto acomodo en la ópera romántica que iría ensanchándose a lo largo del siglo con significativas contribuciones de Donizetti, Halévy, Gounod, Serov, Goldmark o Saint-Saëns, entre otros. Pocos, sin embargo, sacaron un partido semejante al obtenido por Verdi con su Nabucco, su primer gran éxito tras unos dubitativos inicios y el que le encumbró como símbolo del Risorgimento a través del célebre coro de esclavos hebreos «Va, pensiero». Contundente como un diamante en bruto, Nabucco cuenta además con tres protagonistas de primer orden –el titular, Abigaille y Zaccaria– que anuncian algunos de los grandes roles verdianos que estarían aún por venir.
Nabucco se presentará en la producción de Andreas Homoki que, con un suntuoso vestuario de época de Susana Mendoza y una escena minimalista de Wolfgang Gussmann, traslada la acción a la Italia de los tiempos de Verdi y sitúa el foco, ya desde la obertura, en las relaciones familiares que constituyen el verdadero núcleo de este pasional drama.
Entre el 5 y el 22 de julio se ofrecerán 15 funciones de la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, con dirección musical de Nicola Luisotti y puesta en escena de Andreas Homoki, en una nueva producción del Teatro Real y la Ópera de Zúrich, donde se estrenó en 2019 y se repondrá en septiembre.
Más allá de la cualidad intrínseca de Nabucco, que pertenece todavía al primer período creativo de Giuseppe Verdi, esta ópera fue muy importante en su vida personal y su carrera artística. El compositor atravesaba una gran crisis existencial tras el fallecimiento de sus dos hijos y su esposa y del estrepitoso fracaso de Un giorno di regno, que lo hizo cavilar sobre la idea de abandonar la composición. Un encuentro fortuito con el director de La Scala, que le propuso la creación de una ópera con libreto bíblico de Temistocle Solera, sobre la resistencia del pueblo judío a la invasión de las huestes babilonias bajo la égida de Nabucco, inspiró al compositor, que escribió la partitura sin apenas descanso.
El clamoroso éxito del estreno de Nabucco el 9 de marzo de 1842 en La Scala de Milán y la inmediata asociación de la opresión de los judíos con la de los italianos, bajo el yugo del imperio austrohúngaro, dio a la ópera una enorme popularidad, transformando a Verdi, involuntariamente, en uno de los héroes del Risorgimento, que desembocaría en la unificación de los territorios italianos.
Este inesperado triunfo y la participación en la ópera de la soprano Giuseppina Strepponi, su futura pareja, en el endiablado papel de Abigaille, fue el acicate necesario para que Verdi retomara su fecunda y genial carrera creativa, cuyo germen está también en Nabucco. Aunque la ópera sea deudora de Donizetti y Rossini y de la tradición operística italiana, en la partitura sobresalen sus maravillosas melodías, su enorme facilidad para la caracterización musical de los personajes (destacando, sobre todo, Nabucco y Abigaille) y la eficacia dramatúrgica de la orquestación, que no dejaría de progresar hasta su extraordinaria Falstaff.
El director de escena Andreas Homoki, que debuta en el Teatro Real, traslada el conflicto entre judíos y babilonios, en el siglo VI a.C., al enfrentamiento entre italianos y austríacos, en el siglo XIX, donde “al sistema politeísta de los babilonios se contrapone, como utopía, un sistema nuevo y moderno, encarnado en la visión monoteísta del mundo de los hebreos”. Las dos hermanas hijas de Nabucco encarnan el trasfondo de dos mundos que se contraponen: “Abigaille, la primogénita, intenta desesperadamente salvar el antiguo sistema derrocando a su padre y asumiendo ella misma el poder. Fenena, la otra, percibe el momento de transición en el que se encuentran y quiere salvarse cambiando de bando. En el proceso de relevo de lo antiguo por lo nuevo, también la familia acaba rompiéndose”.
El drama transcurre en un decorado austero, minimalista y conceptual diseñado por el escenógrafo Wolfgang Gussmann, que también firma el suntuoso vestuario junto a Susana Mendoza.
Nabucco fue el primer título verdiano que sonó en el recién construido Teatro Real, en las pruebas acústicas previas a su inauguración, en 1850. La ópera se estrenó en su escenario en 1853 y se presentó en temporadas sucesivas, siempre con grandísimo éxito, hasta 1871. Desde entonces no ha vuelto a ofrecerse en su sala.
Ahora, 151 años después de la última función, regresa con tres repartos de grandes voces verdianas, que se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas: Nabucco, los barítonos Luca Salsi, George Gagnidze, Gabriele Viviani y Luis Cansino; Abigaille, las sopranos Anna Pirozzi, Saioa Hernández y Oksana Dyka; Ismaele, los tenores Michael Fabiano y Eduardo Aladrén; Fenena, las mezzosopranos Silvia Tro Santafé, Elena Maximova y Aya Wakizono; Zaccaria, los bajos Dmitry Belosselskiy, Roberto Tagliavini y Alexander Vinogradov; y El Gran Sacerdote, los bajos Simon Lim y Felipe Bou.
Nicola Luisotti dirigirá su séptimo título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, después del enorme éxito obtenido con Il trovatore (2007), Rigoletto (2015), Aida (2018), Don Carlo (2019), La traviata (2020) y Un ballo in maschera (2020). Sergio Alapont dirigirá tres de las 15 funciones.
En Nabucco el coro ocupa un papel primordial, tanto del punto de vista estructural como dramatúrgico. El Coro Titular del Teatro Real preparado, como siempre, por su director, Andrés Máspero, entonará el célebre Coro de los esclavos, Va pensiero, dando voz a los oprimidos, como en la mítica Babilonia del siglo VI a.C., la Italia del siglo XIX o Ucrania en la actualidad.
Las funciones de Nabucco están patrocinadas por la Fundación BBVA, cuyo programa de actividades contempla la música como una manifestación artística prioritaria.
Dramma lirico en cuatro actos
Música de Giuseppe Verdi (1813-1901)
Libreto de Temistocle Solera, basado en la obra Nabuchodonosor (1836) de Auguste Anicet-Bourgeois y Francis Cornu, y en el ballet Nabuccodonosor (1838) de Antonio Cortesi
Estrenada en el Teatro Alla Scala de Milán, el 9 de marzo de 1842
Estrenada en el Teatro Real el 27 de enero de 1853
Producción de la Opernhaus de Zürich, en coproducción con el Teatro Real
EQUIPO ARTÍSTICO
Director Musical I Nicola Luisotti - 5, 6, 8, 9, 11, 12, 14, 15, 18, 19, 21, 22 jul I Jordi Bernacer - 13, 16, 20 jul. Director de Escena I Andreas Homoki. Escenógrafo I Wolfgang Gussmann. Figurinistas I Wolfgang Gussmann I Susana Mendoza Iluminadora I Franck Evin. Dramaturgo I Fabio Dietsche
Director del Coro I Andrés Máspero
Coro y Orquesta titulares del Teatro Real
(Coro Intermezzo / Orquesta Sinfónica de Madrid)
REPARTO
Nabucco I Amartuvshin Enkhbat - 5, 8, 11, 14, 18, 21 jul
I George Petean - 6, 9, 12, 15, 19 jul
I Luis Cansino - 22 jul
Ismaele I Piero Pretti - 5, 8, 11, 13, 14, 16, 18, 20, 21, 22 jul
I Eduardo Aladrén - 6, 9, 12, 15, 19 jul
Zaccaria I Dmitry Belosselsky - 5, 8, 11, 14, 18, 21 jul
I Roberto Tagliavini - 6, 9, 12, 15, 19, 22 jul
I Alexander Vinogradov - 13, 16, 20 jul
Abigaille I Anna Pirozzi - 5, 8, 11, 14, 18, 21 jul
I Saioa Hernández - 6, 9, 12, 15, 19, 22 jul
I Oksana Dyka - 13, 16, 20 jul
Fenena I Silvia Tro Santafé - 5, 8, 11, 14, 18, 21 jul
I Elena Maximova - 6, 9, 12, 15, 19, 22 jul
I Daniela Mack - 13, 16, 20 jul
El Gran Sacerdote I Simon Lim - 5, 8, 11, 13, 14, 16, 18, 20, 21 jul
I Felipe Bou - 6, 9, 12, 15, 19, 22 jul
Abdallo I Moisés Marín
Anna I Maribel Ortega