La cantinera Ana Fierling no quiere que termine la guerra, pues de ella depende el sostenimiento de su pequeño comercio. La guerra, ese gran negocio, que con su aciaga factura de muerte y destrucción se va cobrando la vida de sus hijos, no parece despertar a Madre Coraje de su propia alienación. ¿O tal vez no sea así? Acaso cuando al final, reemprende su marcha arrastrando su carro en soledad, lo haga desde una conciencia alentada por esa “rabia de mecha larga” que ella misma preconiza en un momento de la obra. La riqueza del personaje estriba en la encrucijada de contradicciones en que se desenvuelve…
Sea como sea, el dramaturgo, maestro de la paradoja y la ironía, transfiere la agnición de la heroína al patio de butacas: el público contempla la ceguera de Madre Coraje e, inevitablemente, extrae sus propias consideraciones al respecto, participando así, tanto de la propuesta artística, como de la consiguiente conversación pública que esta propicia.
Ernesto Caballero
Basada en la crónica de la guerra de los treinta años (1618-1648) entre católicos y protestantes Brecht la estreno en 1937 para denunciar los preparativos bélicos del nazismo.
Madre Coraje va de uno a otro campo de batalla empujando su pesada carreta para obtener sustento para sus hijos, sufre maltratos pero su destino es la vida. Sus hijos se enrolan al ejército, solo su hija Catalina la sigue.
En el transcurso de la guerra uno a uno sus hijos van muriendo. Así. Catalina muere acribillada por los soldados, luego de un acto esforzado y heroico.
La guerra continúa y madre Coraje también prosigue como el pueblo anónimo, en la larga marcha por la subsistencia y la vida. Era la primavera de 1624, en Dalarne, el Capitán General Oxenstierna engancha tropas para su campaña a Polonia.
A la vivandera Anna Ferlín, conocida por el nombre de madre Coraje, se le va un hijo. En los años 1625 y 1626 la Madre coraje atraviesa Polonia, junto al bagaje de los ejércitos suecos. Frente a la fortaleza de Wallhof se encuentra de nuevo con su hijo.
Exitosa venta de un capón y días de gloria para el hijo temerario. Pasados otros tres años, madre Coraje cae prisionera, junto a una parte de un regimiento finés.
Logra salvar a su hija, así como su carreta, pero muere su hijo probo. Madre Coraje canta la canción de la Gran Capitulación. Han transcurrido dos años. La guerra se extiende por regiones más y más amplias.
En viajes sin pausa, la pequeña carreta de la coraje atraviesa Polonia, Moravia, Baviera, Italia y nuevamente Baviera, Italia y nuevamente Baviera, 1631. La victoria de Tylly en Magdeburgo le cuesta a Madre coraje cuatro camisas de oficial.
Madre Coraje termina con su carrera mercantil. Ese mismo año, el rey de los suecos, Gustavo Adolfo, caen en la batalla de Lützen. La paz amenaza arruinar el negocio de Madre coraje.
El hijo temerario de la Coraje comete una hazaña más de la cuenta, y halla un fin ignominioso. Ya pasaron 16 años y la gran guerra de religión dura todavía.
Alemania ha perdido más de la mitad de su población. Violenta epidemias matan lo que ha sobrado de las matanzas. El hambre desuela comarcas otrora florecientes.
Lobos recorren las ciudades reducidas a escombros. En otoño del año 1634 encontramos a la Coraje en los montes alemanes de Fichtelgebirge, apartada un poco del camino real, que recorren los ejércitos suecos.
En ese año el invierno se ha anticipado y es duro: los negocios van mal, y no queda otro remedio que mendigar. El cocinero recibe una carta de Utrecht, y es despedido.
Durante el año 1635, Madre coraje y su hija Catalina marchan por las carreteras de la Alemania Central, siguiendo a los ejércitos, que están cada vez más harapientos.
Enero de 1636. Las tropas imperiales amenazan la ciudad evangélica Halle. La piedra comienza a hablar. Madre Coraje pierde a su hija y sigue sola su marcha. Y falta mucho aún para que la guerra termine.
Me ha encantado. Merece la pena ver: Blanca Portillo lo interpreta de forma impecable y tod@s l@s demás también. ¡Qué precioso espectáculo! Iluminación, efectos especiales, vestuario, escenografía todo muy bien resuelto. En fin: Id a verla.
A mi me encantó pero los números musicales yo los evitaría porque para mí no aportan nada , excepto la canción k interpreta Blanca , y alargan la obra sin aportar nada , es mi opinión , con todo el respeto k se merecen el teatro , el autor y todos los k hacen posible el maravilloso espectáculo del teatro . Gracias por hacer teatro y hacernos ver k la vida no cambia solo las personas cabíamos … cuando somos capaces de hacerlo .
Lo siento, pero no me ha gustado nada. Ni siquiera Blanca, que me encanta. Estaba sobreactuada.
Muy floja, por no hablar de los números musicales que estaban fuera de lugar.
Mira que me fastifió que no me gustara, pero es lo que pasó 😔
Me ha encantado. Merece la pena ver: Blanca Portillo lo interpreta de forma impecable y tod@s l@s demás también. ¡Qué precioso espectáculo! Iluminación, efectos especiales, vestuario, escenografía todo muy bien resuelto. En fin: Id a verla.
A mi me encantó pero los números musicales yo los evitaría porque para mí no aportan nada , excepto la canción k interpreta Blanca , y alargan la obra sin aportar nada , es mi opinión , con todo el respeto k se merecen el teatro , el autor y todos los k hacen posible el maravilloso espectáculo del teatro . Gracias por hacer teatro y hacernos ver k la vida no cambia solo las personas cabíamos … cuando somos capaces de hacerlo .
Lo siento, pero no me ha gustado nada. Ni siquiera Blanca, que me encanta. Estaba sobreactuada.
Muy floja, por no hablar de los números musicales que estaban fuera de lugar.
Mira que me fastifió que no me gustara, pero es lo que pasó 😔