presenta
19 DE FEBRERO – 1 DE MARZO DE 2019
Ópera seria en tres actos, KV 366
Música de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Libreto de Giovanni Battista Varesco, basado en la obra Idoménée (1712) de Antoine Danchet, sobre la obra teatral homónima (1705) de Prosper Jolyot de Crébillon
Estrenada en el Residenztheater de Múnich el 29 de enero de 1781
Estreno en el Teatro Real el 17 de julio de 2008
Versión revisada por Wolfgang Amadeus Mozart, estrenada en el Palacio de Auesperg de Viena el 10 de marzo de 1786.
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la Canadian Opera Company de Toronto y el Teatro dell’Opera di Roma
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Gracias a la correspondencia que mantuvo con su padre, hoy sabemos que Wolfgang Amadeus Mozart estuvo particularmente ocupado en asegurar que Idomeneo brillara en lo teatral tanto como en lo musical. Se involucró personal y concienzudamente en el libreto, llegando a realizar cambios durante la revisión de la ópera para Viena –reescribió, por ejemplo, el rol de Idamante, que pasó a ser tenor– y sacrificando música en pos de un final dramáticamente más efectivo.
A pesar de ello, su genio musical se revela en todo su esplendor, y resulta particularmente evidente en el tratamiento instrumental de la obra –entre otras genialidades, dio buen uso de los clarinetes en particular y de los instrumentos de viento en general–, algo nunca antes visto en una ópera. Ello, sumado a una osada armonía, otorga un relieve abrumador a la historia del rey de Creta, atrapado en una tormenta en el mar que le obliga a encomendarse a Neptuno, a quien jura sacrificar a la primera persona con que se encuentre en tierra a cambio de que el dios salve su vida. El destino quiere que esa persona sea su propio hijo. A partir de aquí, asistimos a una historia que gira en torno a lo que significa la autoridad y, posiblemente, su mayor poder: el ejercicio de la magnanimidad
Historia
En la mitología griega, Idomeneo fue rey en la isla de Creta, hijo de Deucalión y nieto del gran rey Minos de Creta. Fue uno de los pretendientes de la hermosa Helena y uno de los caudillos griegos que participó en la Guerra de Troya al frente de 80 naves.
En un relato conservado por Focio, Idomeneo actuó como juez en una disputa de belleza que tuvo lugar en Tesalia entre Tetis y Medea. Idomeneo otorgó la victoria a Tetis, y Medea, como venganza, lanzó una maldición que condenaba a la raza de Idomeneo a no decir nunca la verdad. Se decía que este había sido el origen de la proverbial fama de mentirosos que tenían los cretenses en la Antigüedad.
Tras la caída de Troya, existen diferentes tradiciones sobre su regreso: en una de ellas, el héroe fue sorprendido por una violenta tempestad y prometió al dios Poseidón que si llegaba vivo a su casa le ofrecería en sacrificio al primer ser vivo que se encontrara. Para desgracia del héroe, a quien primero vio al tocar tierra fue a su propio hijo. Él, de todos modos, cumplió su voto. Después cayó sobre la isla la peste y sus súbditos lo culparon y lo desterraron. Se dice que huyó a Calabria, Italia para después ir a Colofón (Asia Menor), donde se creía que estaba enterrado.
Otra tradición indica que, por instigación de Nauplio, Meda, la esposa de Idomeneo había cometido adulterio con Leuco. Este incluso mató luego a Meda junto a su hija Clisítera, segregó diez ciudades cretenses que gobernó y expulsó a Idomeneo cuando este regresó de Troya.
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