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Centro Dramático Nacional
presenta
de Irma Correa
Dirección: Ainhoa Amestoy
Del 5 de abril al 7 de mayo de 2017
El 5 de abril se estrena en el Teatro María Guerrero HABLANDO (último aliento), una obra formada por un equipo casi enteramente formado por mujeres. Escrita por Irma Correa y bajo la dirección de Ainhoa Amestoy. Lidia Navarro y Muriel Sánchez forman el reparto, con escenografía y vestuario de Elisa Sanz, iluminación de Marta Graña y Raquel Berini como ayudante de dirección son algunas de las responsables de la propuesta.
HABLANDO (último aliento) es la historia de dos mujeres que entablan un duelo a vida o muerte mientras sortean la amenaza del hombre que está por llegar. Un hombre que les hará decidir entre el fuego y el vacío, entre replegarse o respirar.
Dos mujeres permanecen encerradas en un sótano de una asfixiante ciudad. Una de ellas mantiene secuestrada a la otra y le pide insistentemente una razón para matarla. La pieza, que se presenta inicialmente como un thriller, reservará sorpresas insospechadas para el espectador. A través del punzante diálogo entablado por estas mujeres, que pretenden dominarse mutuamente, se irán perfilando de manera poética los tormentos que les han conducido a esta situación y las amenazas que pueden provenir del exterior; todo ello matizado con temas de candente actualidad, como son la violencia de género y el suicidio.
Era el año 2003 y yo acababa de leer los diarios de Alejandra Pizarnik. Todo aquel dolor, la angustia, el agotamiento de vivir, el desesperado deseo de encontrar en la vida algo por lo que permanecer en el mundo. Pero también el irrefrenable enamoramiento de las letras, de las palabras, el canal por el que uno respira y habita. Leer a Pizarnik cambió mi perspectiva de muchas cosas, de la literatura por supuesto, pero también de la rebeldía de respirar.
Y entonces escribí el germen de HABLANDO (último aliento).
Lo escribí como ejercicio para Ignacio Amestoy, entonces mi profesor de Literatura Dramática, que, al mismo tiempo que yo, veía cómo el texto caminaba vertiginosamente hacia el vacío.
Era un salto al vacío.
Casi quince años después ese texto se ha convertido en una denuncia. Han cambiado personajes y motor. El texto se ha convertido en la denuncia de cientos de mujeres que están atadas a una realidad que las aísla y las destruye, que las silencia y arrincona. Que las agota.
Y yo siento que el único sentido de este texto es dar voz a estas mujeres, hacer visible esta realidad putrefacta y atrofiada que tenemos. Que se hable de esto sin tapujos. Que se ponga fin a la impotencia. Que se pongan medidas urgentes y efectivas. Que las ayuden a no tener que morir.
El montaje lo dirige Ainhoa Amestoy, hija del profesor que vio crecer este texto, y siento que la vida tiene esta maravillosa forma de cerrar círculos y de posicionarnos.
Gracias a todos los que contribuyan a hacer visibles a todas estas mujeres sin voz.
Irma Correa
El espectador se encontrará, al entrar en el espacio teatral, inmerso en un thriller con un aparente secuestro que poco a poco irá transformándose, ante la atenta y participativa mirada del público. De esa manera, se desvelarán los dos temas principales que aborda la autora: la violencia de género y el suicidio. Estos temas, desgraciadamente actuales, requieren ser reflexionados desde la escena teatral. Además, se propone el uso del rico y poliédrico recurso literario del doble, el desdoblamiento de la personalidad, que aporta infinitas posibilidades desde el terreno creativo. Para todos estos temas hemos contado con la asesoría de expertos en derecho, psicología y literatura, que nos ha ayudado en el enriquecedor proceso.
Partimos de un texto muy femenino, ya que la protagonista es una mujer perdida que va a buscar en su otro yo la fuerza suficiente para quitarse la vida y alcanzar el ansiado descanso. Este universo femenino está a su vez filtrado por la mirada de varias creadoras en diversas disciplinas artísticas del panorama teatral. La reconocida escenógrafa Elisa Sanz, galardonada con varios Premios Max, sitúa la pieza en una abstracción de la casa del personaje e incluso de su propia mente (todo en la propuesta va a estar condicionado por la percepción de la protagonista). Ella se encuentra en una cárcel metafórica, cotidiana y atemporal formada por un entramado descompuesto de celosías, donde no hay ninguna salida ni una ventana por la que respirar: solo una amenazante puerta invisible, acceso de sus peores pesadillas. Una planta muerta, botellas de alcohol escondidas, un espejo tapado o una caja de recuerdos son algunos de los objetos que la rodean y que se encuentran salpicados a lo largo del inquietante lugar. En ese espacio, la iluminadora Marta Graña introduce la oscuridad en la que se encuentra el personaje; sombras de las que poco a poco irá liberándose.
La mujer estará permanentemente acompañada tanto por elocuentes silencios como por sonidos que atraviesan de manera punzante su cerebro, sin controlar cuáles pertenecen a la realidad y cuáles están dentro de su cabeza (llamadas de teléfono, goteras, portazos, etcétera). Este espacio sonoro ha sido compuesto por Nacho Valcárcel y David Velasco; este último trabajará en directo, sobre el escenario, con las actrices para conseguir el vínculo necesario con la acción.
Los dos personajes, interpretados magníficamente por Lidia Navarro y Muriel Sánchez, reflejan respectivamente a la mujer desfondada y a su doble encadenado, que terminará convirtiéndose en una especie de hada madrina, la cual tratará de guiarla hacia la decisión final -a veces como ángel, otras como diablo-, siempre desde el cariño.
Ainhoa Amestoy
Texto: Irma Correa
Dirección: Ainhoa Amestoy
Escenografía y vestuario Elisa Sanz
Iluminación Marta Graña
Música y espacio sonoro Nacho Valcárcel, David Velasco
Ayudante de dirección Raquel Berini
Ayudante de escenografía Paula Castellano
Fotos marcosGpunto
Diseño cartel Isidro Ferrer /ByG
Reparto: Lidia Navarro, Muriel Sánchez
Voz en off: Daniel Albaladejo
Una Producción del Centro Dramático Nacional
Fechas y horarios: Del 5 de abril al 7 de mayo de 2017
de martes a sábado a las 18:30 horas y domingo a las 17:30 horas TEATRO MARÍA GUERRERO
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