Ignacio Amestoy escribió Dionisio Ridruejo. Una pasión española en los primeros años 80 sin embargo el estreno absoluto, a parte alguna lectura pública, será en el Teatro Valle-Inclán, el 14 de marzo de 2014. Es una coproducción del Centro Dramático Nacional y Pérez de la Fuente producciones.
Los militares están ensayando unos cánticos gregorianos para la Misa solemne que tendrá lugar con motivo de las conmemoraciones del 18 de julio. Ensayan en el gimnasio donde también practican el baloncesto. El Coronel y el Capitán hablan sobre el incierto futuro de España. El Coronel recuerda su participación en a División Azul en el frente de Rusia. Sus recuerdos le llevan a veces a estados de enajenación y en esos momentos usurpa la personalidad de Dionisio Ridruejo. A través de él se reproducen los pensamientos y los discursos reales de Dionisio. El Coronel vive atormentado por la culpa, por el arrepentimiento. Admira a Dionisio porque no tuvo el valor, como él, de abandonar el Régimen. El General es un hombre en silla de ruedas que en sus conversaciones con el Coronel se transmuta en Francisco Franco. La enfermera entra de vez en cuando a administrar el tratamiento a los pacientes.
Dionisio Ridruejo pasó de ser una referencia emblemática en el fascismo franquista más pernicioso, tras una anagnórisis profunda en las estepas rusas formando parte de la División Azul de Hitler, a encabezar un partido socialdemócrata (Unión Social Demócrata Española) en las propias tripas del régimen dictatorial. Para Santos Juliá, Ridruejo llegaría incluso a más, a establecer «el primer esbozo de lo que habría de ser la transición a la democracia».
Dionisio Ridruejo. Una pasión española trata de la personalidad del político y poeta, que como otros muchos, en la cuestión planteada en España por una República que no acertó en su desarrollo, tomaron partido desde un cierto idealismo por los presupuestos de una Falange que soñaba con que, con su acción, «volverán banderas victoriosas / al paso alegre de la paz», versos ilusorios que él mismo aportó al himno de la formación encabezada por José Antonio Primo de Rivera.
Luego, larga fue la lista de los «desencantados»: junto a Dionisio Ridruejo, José Luis López Aranguren, José Antonio Maravall, Antonio Tovar, Gonzalo Torrente Ballester o Pedro Laín Entralgo. Así, no fue único el caso de Ridruejo, aunque sí el más significativo.
La acción de la obra tiene lugar el 28 y el 29 de junio de 1975, en un residencia militar en la que un coronel del Ejército Español, que compartió ideales con Ridruejo en la aventura nazi de la División Azul, se entera de que su admirado conmilitón de entonces acaba de morir. Él hubiera querido, como Ridruejo, abandonar la cruel singladura franquista. No ha sido capaz. Y Ridruejo, por su parte, no ha llegado a la «tierra prometida» de la democracia, ha muerto antes que Franco, no ha cumplido su sueño, pero su estela es una llamada a la conciencia de todos lo que comulgaron, de una u otra forma, con el general sublevado.
La pieza discurre por dos vías: la del ritual y la del teatro documento. La tragedia del coronel, que tendrá su contrapunto en la presencia accidental de un joven capitán de la arriesgada Unión de Militares Demócratas (UMD), mira a través de su pasión, de su sacrificio, a lo más profundo del teatro. Y las palabras auténticas de Ridruejo son el documento innegable de su equivocación y de su arrepentimiento, en aras de una transición a la democracia que él no llegó a presenciar, pero sí vivieron compañeros de oposición como García-López, Paco Fernández Ordóñez, Ignacio Sotelo, Fermín Solana, Buero Vallejo, Juan Benet, José Ortega Spottorno, Paulino Garagorri o Juan José Linz.
Pocos directores, como Juan Carlos Pérez de la Fuente, podían comprender mejor Dionisio Ridruejo. Una pasión española. El rito y el testimonio son la encarnadura de su teatro. Sus montajes inolvidables, en el Centro Dramático Nacional de Pelo de tormenta, de Nieva; San Juan, de Max Aub; La fundación, de Buero, o Carta de amor, de Arrabal, lo acreditan. El que sea también el CDN, bajo la lúcida dirección de Ernesto Caballero, en su apuesta a favor de la autoría española, el que ampare el montaje, es el mejor marchamo. Paco Lahoz, Nerea Moreno y Jesús Hierónides comparten protagonismo con Ernesto Arias y Daniel Muriel en esta memoria de la pasión española de Ridruejo, que no fue una pasión inútil.
Ignacio Amestoy
Coronel Arenas Ernesto Arias
Comandante Castro Jesús Hierónides
General Castillo Paco Lahoz
Enfermera Nerea Moreno
Capitán Alonso Daniel Muriel
Autor: Ignacio Amestoy
Dirección y Escenografía: Juan Carlos Pérez de la Fuente
Iluminación: José Manuel Guerra
Vestuario: Almudena Rodríguez Huertas
Sonido: Luis Miguel Cobo
Ayudante de dirección: Pilar Valenciano
Ayudante de escenografía: Emilio Valenzuela
Fotos: marcosGpunto
Diseño de cartel: Carlos García González
Coproducción Centro Dramático Nacional y Pérez de la Fuente Producciones
Fechas y horarios: 14 de marzo a 13 de abril de 2014
Martes a sábados: 19:00 horas. Domingo: 18:00 horas TEATRO VALLE-INCLÁN
Los lunes con voz. 24 de marzo a las 20:00 h. La figura política, literaria e histórica de Dionisio Ridruejo.