presenta
DIGNIDAD, una trama política en un solo acto interpretada por Fernando Gil y Jorge Kent.
DIGNIDAD es una obra escrita y dirigida por Ignasi Vidal. Actor, escritor y miembro de la productora Excéntrica Producciones , que fundó junto a Isabel Vázquez y Gregor Acuña.
Un viaje a las entrañas de la política, que traslada a los espectadores a un despacho de cualquier partido político. En él, dos hombres, cerca de alcanzar el poder, tras años de dedicación a la política, ponen al descubierto sus deseos, ambiciones, ilusiones y miedos. Lo que en un primer momento es una distendida reunión improvisada, acaba convirtiéndose en un tenso intercambio de reproches.
Un despacho en la sede de un partido político. Francisco, líder del partido, esperanza de cambio para la sociedad, invita a Alejandro, su mano derecha y amigo, a degustar un estupendo whisky. Lo que empieza siendo una charla amigable acabará por destapar aspectos inesperados que amenazarán el equilibrio de una relación de amistad y colaboración de muchos años.
Francisco: Todo es una cuestión de lealtad. La vida es una cuestión de lealtad. La decencia es una cuestión de lealtad, para mí así es la vida. Es cierto, casi todo el mundo tiene algo que esconder: El taxista, el charcutero, la peluquera, el maestro, pero si los que tenemos que dar ejemplo nos corrompemos ¿qué hacemos? ¿tirar el edificio para que otros construyan uno nuevo a ver si tienen más suerte en los cimientos?
DIGNIDAD es un texto de un autor joven, Ignasi Vidal, que además de ser actor se atreve a escribir teatro. Versa sobre la actualidad política, sobre el concepto de democracia, pero sobre todo versa sobre la amistad, sobre cómo le afectan a esta las ambiciones a nivel individual. La carrera política es muy larga y se fragua a lo largo de los años con compañeros de partido que acaban siendo amigos, o que primero fueron amigos y luego compañeros de partido. En esa carrera de fondo que siempre es la política, de repente se presenta una encrucijada en la que tienes que tomar una decisión profunda; elijas el camino que elijas, siempre se sufre una pérdida. ¿A quién traicionar, al amigo que te acompañó hasta aquí o a la idea que vertebró tus creencias más profundas?
«Serás (in)digno de aplauso
ALBERTO D. PRIETO
(En esta obra) Hay algo de vértigo. Y de ansia satisfecha. Ahora no vas a parar. Sería indigno de ti. Lo tienes controlado. Y es precisamente eso lo que lo hace infinito, y fácil, y rentable. Acumular pasado peligroso de manera impune te hace sentir orgullo. Te sacrificas, te pones en riesgo. Y eso te viste de gran dignidad… Ya no puedes parar, la carrera está lanzada, se forzó una ley, se engendró un fraude, pero de esas mentiras no saliste sólo tú beneficiado. Te encumbraron, sí, pero tú arriesgaste más que los demás, fue de justicia… Justo ahora que poco importa lo que es justo. O lo que es la Justicia.
(El texto de Ignasi Vidal) Da vértigo, sí, pero alimenta. Y hace fuerte, qué demonios. Y los fuertes guían la manada. Alguien tiene que atreverse a forzar un poco las cosas si queremos vivir con dignidad.
El fin nunca justificó los medios. Pero nunca es mucho tiempo en estos tiempos y te tocó a ti liderar el mal menor. El atajo, que esto es una selva, y te aplastarán si no lo evitas. Que tus fines son dignos. Debes prevalecer. Aunque cueste. Busca un buen asesor, toma tus precauciones. Y lávate después las manos.
Serás digno de aplauso. Y de mitin triunfal.
(Esta obra que ahora van a ver, ) La dignidad… ¿es un cargo, una condición, una gloria, un honor de autoridad? ¿Dónde está la dignidad? Es una conveniencia, un juego de espejos y trileros en el que todos sacan tajada. Menos el que pierde.
Se puede impostar y fabricar, proyectarla en otros, y hacerte después depositario de la dignidad de un pueblo, envuelto en una bandera mesiánica: no la pierdes, te la roban tras los siglos de los siglos y la opresión. Con una mano invocarla y con la otra renegar de ella tres veces. ¿Has visto un periódico que critique a sus anunciantes? ¿Y un banquero sin indulto? Que nadie se haga cruces entre el bien común y el propio, la santa conciencia y las leyes. En la senda de la dignidad, no se hace camino al andar, vas con quien te paga el coche oficial.
¿Y el partido? El partido se hará el sueco, el suizo o el andorrano, según convenga; que para ellos algo habrá. ¿Y qué hay de malo en llevarse una parte si con tu Gobierno partes y repartes?
(Aplastado por la verdad en la butaca) Y atorado entre la mierda, si algún digno te lo afea, dale a elegir por dónde empezar a perder: si por el cuñado y su licencia, o el fontanero sin factura, si por el catalán de la intimidad o el que intimida con filtrarlo a los medios. Que todos ganamos, que a nadie perjudica, que a ver quién es el gallito que se inmola, que siempre ha sido así, que en el juego de la dignidad sólo hay una ley, y la hace quien gana.
Ya suenan los aplausos… presidente.
(saludos desde el proscenio)»
Un despacho en la sede de un partido político. Dos hombres, que comparten unas ideas, aspiran a hacerse con el poder. A priori para cambiar aquello que no funciona. Representan la esperanza, la ilusión, el cambio para una sociedad cada vez más desencantada con la política y todo lo que la envuelve. Sin embargo, una cosa es la realidad que el ciudadano ve en su casa, en la televisión, a través de los filtros a los que se somete la información y otra, bien distinta, es la realidad desconocida en la intimidad de un despacho, aquí convertido en una especie de ring, metáfora de la arena en la que miden sus fuerzas los luchadores, donde estos dos hombres, que han caminado juntos, unidos con el devenir de los años por una sólida amistad, están a punto de destapar: que el poder, sólo por la presumible proximidad a la que se encuentran de él, les está transformando alejándoles peligrosamente.
Sin embargo, este no es un texto sobre política.
O mejor dicho, no es un texto que hable exclusivamente de política. Sí quise, o esa era mi intención como autor, escribir un texto sobre la amistad, sobre cómo le afectan a ésta las ambiciones a nivel individual, una de mis obsesiones como autor.
¿Hasta dónde está el ser humano dispuesto a llegar a cambio de lograr las metas que un día se marcó?
Por ello no pretendo aleccionar, ni moralizar, ni siquiera denunciar cómo funciona el sistema pues nadie soy para ello. Eso, además, con una mirada rápida a la prensa diaria queda a la vista.
Confieso haber revisado, eso sí, mis creencias respecto a mi fe inquebrantable en la democracia como única vía posible para solucionar los problemas de la sociedad en su conjunto y del individuo en particular. Renovada están ahora, más que nunca, mi fe en la democracia.
Por todo ello insisto, una vez más, en decir que esta es una historia sobre la amistad. Sí, la amistad y el desencuentro entre dos amigos al cuestionarse, cada uno de ellos, qué debe prevalecer en un momento crítico, la fidelidad al compañero, a pesar de los pesares, o su dignidad individual. ¿A quién traicionar, al amigo que te acompañó hasta aquí o a la idea que vertebró tus creencias más profundas?
Autor y director: Ignasi Vidal
Actores: Ignasi Vidal y Pabo Puyol
Escenografía: Sergio Gracia
Vestuario: Felix Ramiro
Música: Malpaso
Iluminación: Sergio Gracia
Distribución: Iraya Producciones
Una producción de Excéntrica Producciones y Vaca Estudio.