presenta
2,9,16,23 de marzo, 22h.
DANNY ROBERTA (Danny and the Deep Blue Sea), escrita por John Patrick Shanley entre 1982 y 1983, es algo más que un encuentro, es algo más que un análisis del azar, de la vida difícil, del hastío y de la pérdida de esperanza. Es algo más y no es tampoco una simple historia de amor.
Para su autor, estos dos personajes pertenecen a la noche, a un ambiente pobre y resentido, donde la ambición tiene mucho que ver con las cosas pequeñas y aparentemente sencillas. Dos vidas rotas, ciegas -este es el punto de partida-, que se encuentran y se ven. Dos seres que en este destello reconocen no ser ni tan distintos, ni tan raros. Sí tan infelices.
Danny y Roberta es uno de los mejores retratos de dos perdedores en el teatro contemporáneo. Es una radiografía de los miedos y las miserias de una sociedad que hace de la violencia el escape final hacia ninguna parte. Son dos personajes límites, solitarios, incomprendidos, que por un momento creen encontrar alguien con quien compartir sus sueños y llegar a ser “como los demás”.
sinopsis
Roberta y Danny se encuentran en un bar lúgubre y vacío, cada uno en busca de paz y tranquilidad. Sus intentos de conversación son abandonados desde el principio por discusiones verbales y amenazas, ya que ambos personajes están a la defensiva todo el rato, pero algo en su conexión enciende una chispa en estos dos angustiados seres.
Danny (27 años), es un jornalero que vive con su madre y tiene problemas para manejar su ira, está hirviendo de necesidad y dolor después de una pelea callejera en la que teme haber matado a alguien.
Roberta (31 años), es una madre soltera que vive con los padres que crían a su hijo y pasa las noches de fiesta hasta tarde, buscando razones para demostrar su inutilidad.
Producción: Victoria Camps
Producción Ejecutiva:
Dirección: Sergi Manel Alonso
Dramaturgia: John Patrick Shanley
Composición Musical:
Escenografía: Federica Ghio
Iluminación: Taxa Guijarro
Diseño de sonido: Taxa Guijarro
Técnico de iluminación y sonido: Taxa Guijarro
Fotografía: Fernando López