El Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid y El Pavón Teatro Kamikaze
presentan
de David Harrower
Traducción: José Manuel Mora
Dirección: Carlota Ferrer
Regresa al Pavón del 18 Jun al 7 Jul 2019 BLACKBIRD, traducción de José Manuel Mora, dirección de Carlota Ferrer y un reparto formado por Irene Escolar y José Luis Torrijo.
Sobre la puesta en escena, la directora Carlota Ferrer afirma: “Blackbird es una tragedia contemporánea a modo de thriller. El conflicto real traspasa la escena, se desplaza al patio de butacas y obliga al espectador a identificarse en lugares incómodos y a vivir emociones difíciles de nombrar”. Y añade: “En una habitación de un área de descanso, los protagonistas están siendo vigilados por el orden establecido: la moral del público. La poética plástica eleva el realismo a una zona no vinculada a lo racional, sino a lo sensorial y a lo emocional”. Así, la función transcurre en único espacio escénico donde conviven diferentes lenguajes: el teatral, el cinematográfico y el performativo, lo cual permite a la narración escénica viajar entre lo real, lo vivido y las heridas del pasado. El mirlo o pájaro negro que le da título a la obra simboliza la tensión entre el alma y el cuerpo, lo espiritual y lo terrenal.
BLACKBIRD se estrenó en 2005 en el Albery Theatre de Londres. En 2016 fue llevada al cine bajo el título de ‘Una’ con guion del propio David Harrower.
“Blackbird”: mirlo. “Black”, negro, representa la muerte, el mal y el descenso a la tumba, mientras que “bird”, pájaro, simboliza la vida eterna y el ascenso a los cielos. El “blackbird” simboliza la tensión entre el alma y el cuerpo, lo espiritual y lo terrenal.
Por primera vez, el Festival de Otoño a Primavera encarga a una de nuestras más jóvenes y brillantes directoras de escena, Carlota Ferrer, la puesta en escena de uno de los textos más controvertidos y polémicos de los últimos años: BLACKBIRD, una tragedia contemporánea de David Harrower en la que el autor escocés tensa los límites de lo moralmente aceptable para sacar a escena una relación amorosa entre un hombre mayor y una chica joven.
El autor escocés, valiente y provocador, retuerce los límites del amor, sacudiendo nuestra conciencia a través de un reencuentro que intenta curar una herida fruto de un amor imposible que aún hoy sigue abierta.
David Harrower revisita la vieja historia de un amor prohibido estrechando los límites del espacio y sirviéndose de personajes en cuyo interior aún palpita una vieja historia de amor no resuelta. Pero, ¿quién de nosotros no ha tenido un viejo amor al que aún hoy rendirle cuentas?
El espectador se convierte en juez implacable, quien debe ir recomponiendo a través del diálogo un puzzle al que le faltan piezas. El verdadero conflicto no sucede en la escena sino entre la escena y el patio de butacas. Y eso significa ser capaz de reconocerse en lugares incómodos, donde una cosa es lo que sucede en el texto y otra lo que sucede en el interior de quienes asistimos a la representación. ¿Ha venido ella a pedirle cuentas tras tantos años? No. Solo que eso es justo lo que piensa tu cabeza. Lo que quizá necesita pensar.
¿Quién pensaría que en realidad ella ha vuelto para saber por qué él la abandonó? ¿Quién pensaría que el amor imposible del que trata la obra no es entre ellos, sino entre ellos y la sociedad?
El latido de ese encuentro entre un honbre y una niña llega hasta nuestros días como un eco que no cesa de ser actualizado. Ese eco es el de un juego entre lo real y una poética soterrada, subterránea, que sobrecoge al espectador y entra en contradicción con lo moralmente aceptable y la anagnórisis.
La integración del cine y las cámaras como elemento escénico pone el foco en dos ratoncillos dentro de una habitación vigilados por el orden social externo, como experimento humano bajo un control de seguridad. La poética plástica eleva el realismo a una zona que ya no está vinculada a lo racional, sino a lo sensorial y lo emocional.
Amor versus delito. Ley versus Naturaleza. El deseo en el rechazo. La añoranza en la venganza.
Un teatro que recuerda que las heridas están para ser cuidadas, pero también acariciadas.
Autor: David Harrower
Traducción y Dramaturgia: José Manuel Mora
Dirección: Carlota Ferrer
Ayudante de dirección: Enrique Sastre
Escenografía: Mónica Borromello
Diseño de iluminación: David Picazo
Diseño de vestuario: Ana López Cobos
Audiovisuales: Jaime Dezcallar
Diseño de Sonido: Sandra Vicente
Fotografía: Vanessa Rábade
Reparto: Irene Escolar (como Una) y José Luis Torrijo (como Ray)
Una coproducción del XXXIV Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid y El Pavón Teatro Kamikaze
Duración aprox: 1 hora y 30 minutos