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BALLET NACIONAL DE ESPAÑA
presenta
Coreografías de Antonio El Bailarín, dirigidas por Antonio Najarro, con música en directo
Del 21 de julio al 30 de julio en los Teatros del Canal
Selección de coreografías, la mayoría pertenecientes al repertorio del BNE, en las que quedaron representados varios de los estilos de la Danza Española a través de las brillantes creaciones del gran Antonio: Eritaña, Zapateado de Sarasate, Taranto (La Taberna del Toro), Fantasía Galaica y El Sombrero de Tres Picos. Música en directo de la Orquesta Sinfónica Verum, dirigida por el maestro Manuel Coves.
En este espectáculo se puso especial interés en recuperar los telones y escenografías originales. Para llevar a cabo dicha recuperación, fue fundamental la labor de documentación que permitió reproducir con detalle los decorados y trajes de las distintas coreografías. Obras de arte, que siempre identificaron la creatividad y puesta en escena de Antonio.
Coreografía: Antonio Ruiz Soler Música: Isaac Albéniz Figurines: Vicente Viudes Escenografía original: Vicente Viudes Adaptación de escenografía: Jesús Acevedo Realización de escenografía: Sfumato Diseño de iluminación: Ginés Caballero (AAI) Vestuario hombre segunda producción: Sastrería González Calzado: Sansha
Estreno absoluto el 28 de abril de 1960 por Antonio y su Ballet Español, en el Teatro del Liceo de Barcelona.
Estreno el 28 de octubre de 1981 por el Ballet Nacional de España, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Isaac Albéniz compuso Suite Iberia en el final de su vida, entre 1905 y 1909. Eritaña forma parte del Cuaderno nº 4 y se estrenó el 9 de febrero de 1909, en París, tres meses antes de su fallecimiento. Su fuente de inspiración son las sevillanas y su nombre procede de la famosa venta que estuvo junto al Parque de María Luisa, en Sevilla. Incluido en el programa Homenaje a Albéniz, creado por Antonio en 1960 para el Teatro del Liceo de Barcelona, y dentro de la coreografía llamada Suite Iberia, Eritaña se nutre de los pasos de las sevillanas boleras y su forma de ejecución durante el XIX. Es imprescindible recordar las palabras que le dedicó Claude Debussy a la obra de Albéniz -«nunca la música ha alcanzado expresiones tan diversas; los ojos se cierran como fatigados de haber contemplado tantas imágenes»-, ya que puede extenderse a la coreografía diseñada por Antonio, donde la dificultad técnica de sus variaciones aporta todavía más brillantez a las notas del compositor. En ella encontramos todos los elementos necesarios para que su traducción al baile español sea absolutamente natural. Son pocos minutos, se hacen muy cortos, pero Eritaña es una de las obras imprescindibles para entender la danza española en su camino hacia la excelencia por medio de la estilización coreográfica.
Coreografía: Antonio Ruiz Soler Música: Popular Cantaor invitado: Sebastián Cruz Adaptación de escenografía: Jesús Acevedo Realización de escenografía: Sfumato Diseño de iluminación: Ginés Caballero (AAI) Vestuario: Milagros (En Escena) Calzado: Gallardo
Estreno absoluto el 29 de octubre de 1956 por Antonio y su Ballet Español, en el Teatro Palace de Londres.
Estreno el 18 de junio de 2016 por el Ballet Nacional de España, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
En la mencionada película y, tras bailar Zapateado, Antonio es recogido por la pareja protagonista -ella es la bailarina clásica Ludmilla Tcherina- y les dice que pueden parar a desayunar en La taberna del toro. Allí, entre otros paisanos, hay una chiquilla pizpireta, interpretada por la primera bailarina de su compañía, Carmen Rojas. Tras interpretar el Tango de Juana Vargas La Macarrona durante unos instantes, Antonio le pregunta a la jovencita si sabe bailar el taranto “con los brazos bien arriba y bien cimbreado ese talle”, dice, colocándole el cuerpo. La taberna del toro se había estrenado dos años antes del rodaje de Luna de miel, en el Palace Theatre de Londres, donde actuaron durante ocho semanas y continuaron estrechando lazos con la capital inglesa, donde tanto lo apreciaron. Elsa Brunelleschi escribió, a propósito de ese nuevo estreno londinense, que, “si ya la había encontrado de gran calidad un año antes, la compañía de Antonio había mejorado ahora mucho más allá de cualquier reconocimiento”.
Coreografía: Antonio Ruiz Soler Música: Pablo Sarasate Diseño de iluminación: Ginés Caballero (AAI) Vestuario: José Antonio Arroyo Calzado: Gallardo
Estreno absoluto en 1946 por Antonio, en el Teatro Bellas Artes de México.
Estreno el 14 de junio de 1981 por el Ballet Nacional de España, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.
Se cumplen setenta años desde que Antonio estrenara su versión de Zapateado, de Pablo Sarasate, su solo, sin duda, más emblemático. La partitura del compositor navarro es una delicia, pero la interpretación que hizo Antonio, dándole todos los matices que pide la partitura, elevó su prestigio más aún. “Era como una sinfonía de Beethoven, in crescendo, desde el piano hasta el fuerte”, escribieron de él, y Antonio explicaba en nuestra entrevista de 1989, que, bailándolo, “acariciaba el suelo; hay que hablar con los pies, no dar patadas”. Pueden admirar a nuestro protagonista interpretándolo en la película Luna de miel, donde se utiliza, además, como elemento narrativo haciendo avanzar la acción, realizándolo Antonio por una carretera, con el sonido, por supuesto, doblado. En las últimas décadas, lo han bailado primeros bailarines de las compañías que contaron con el arte de Antonio, pues es pieza de repertorio que va pasando de generación en generación, como debe ser con las obras clásicas.
Coreografía: Antonio Ruiz Soler Música: Ernesto Halffter Figurines: Carlos Viudes Adaptación de escenografía: Jesús Acevedo Realización de escenografía: Sfumato Diseño de iluminación: Ginés Caballero (AAI) Vestuario: Encarnación, Perís y Sastrería González Calzado: Gallardo y ArteFyl
Estreno absoluto el 30 de junio de 1956 por Antonio y su Ballet Español, en el V Festival Internacional de Música y Danza de Granada, Jardines del Generalife.
Estreno el 12 de mayo de 1979 por el Ballet Nacional de España, en el Teatro Juárez de Guanajuato, México.
En el libro que Gyenes dedicó en 1964 a Antonio, se recogen las palabras de Ernesto Halffter, compositor de esta obra, sobre la coreografía de nuestro protagonista. “Nunca olvidaré lo que Antonio hizo con mi Fantasía Galaica, de tantas bellezas en el detalle y en su conjunto; con aciertos tan singulares como el paso a dos, armonioso y poético, con el sonar de las vieiras contrapunteando el trenzar de los pasos… Antonio sabe hacer plásticas las ideas musicales con entera servidumbre y autenticidad al espíritu y a la letra de cada pentagrama”. Y es que la coreografía creada por Antonio es un ejemplo de cómo estilizar nuestras danzas -en este caso, los bailes gallegos-, reinterpretando los pasos desde la sabiduría técnica, potenciando su estética teatral y haciendo casi visible la música. También encontramos aquí su pasión por el paso a dos, expresivo, acercándose a la tradición del ballet, ofreciéndolo despojado de etnicidad. Al final, eso sí, se vuelve esta creación vertiginosa en su alborada de cierre, recogiendo la dinámica propia de la muñeira, el baile más popular de Galicia.
FANTASÍA GALAICA:
Introducción y encuentro
Canción y danza de los arrieros
Muñeira de las aguadoras
Maruxiña o teu refaixo
Muñeira de los campesinos
Presagio (Paso a dos)
Coreografía: Antonio Ruiz Soler Música: Manuel de Falla Escenografía: Pablo Picasso Figurines: Pablo Picasso Adaptación de escenografía: Jesús Acevedo Realización de escenografía: Sfumato y Mambo Diseño de iluminación: Ginés Caballero (AAI) Proyecciones: Emilio Valenzuela Vestuario hombres: Sastrería González; Mujeres: Peris; Molineras: Milagros (En Escena) Calzado: Gallardo
Estreno absoluto el 24 de junio de 1958 por Antonio y su Ballet Español, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
Estreno el 13 de mayo de 1981, por el Ballet Nacional de España, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.
El estreno de su versión original, coreografiada por Leonide Massine, fue en el Teatro Alhambra de Londres, el 22 de julio de 1919, por los Ballets Russes de Serge Diaghilev. El histórico empresario, con su gran olfato para reconocer el talento, le encargó a Manuel de Falla que reescribiese su ballet-pantomima El corregidor y la molinera, de 1917, creado para orquesta de cámara. Diaghilev y su joven coreógrafo Leonide Massine asistieron a su estreno en Madrid, ya que durante la I Guerra Mundial, y gracias a la ayuda del Rey Alfonso XIII -a quien consideraban su “padrino”-, los Ballets Rusos pudieron actuar (y, por ello, sobrevivir) en la España neutral.
Gregorio Martínez Sierra y María Lejárraga habían adaptado para el teatro la novela de Pedro Antonio de Alarcón, de 1874, basada en una leyenda popular. En 1915, el matrimonio había colaborado con el músico gaditano en El amor brujo, gitanería para Pastora Imperio que Antonia Mercé La Argentina estrenó ya como ballet en 1925. Falla compuso El sombrero de tres picos según las indicaciones de Massine, adaptando las escenas a su idea coreográfica, como cuando Tchaikovsky escribió sus famosos ballets siguiendo las necesidades del coreógrafo Marius Petipa. Este dato es muy importante si hablamos de autoría, ya que es el coreógrafo quien pide al músico la estructura, matices o ritmo que desea en la partitura; no es que encuentre una composición ya creada y realice después la coreografía.
Durante sus giras por España, entre 1916 y 1918, Leonide Massine se había prendado del baile español. No sólo del flamenco, sino también de nuestros variados bailes y danzas. Tuvo a su lado a un artista autóctono contratado por Diaghilev para que se empapara de él, Félix Fernández, bailaor espectacular –cuentan- en sus intervenciones en solitario –la verdadera naturaleza del baile flamenco-, pero menos apto para integrarse en una pieza coreográfica para la que se necesite el rigor académico.
Desgraciadamente, Félix Fernández pagaría cara su imposibilidad de adaptarse a la disciplina de una coreografía: tras ver que su nombre no aparecía como protagonista de El sombrero de tres picos en su estreno londinense de 1919, su mente sufrió una gran perturbación y pasaría el resto de su vida confinado en un sanatorio mental en Inglaterra, hasta su fallecimiento en 1941. Es el capítulo más triste de la gestación de El sombrero… En 2004, el Ballet Nacional estrenó El loco, ballet basado en la historia de Félix, con coreografía de Javier Latorre, guión de Francisco López y música de Mauricio Sotelo y Juan Manuel Cañizares.
Con la versión de Antonio, El sombrero de tres picos triunfa como coreografía con el lenguaje de la danza española. Estrenado en 1958, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, como adelantábamos, es con la versión de Antonio con la que el ballet adquiere su verdadera naturaleza, ya que la partitura de Manuel de Falla es una obra maestra en la estilización de nuestros ritmos y melodías populares.
La creación de Massine de 1919, en definitiva, no deja de ser una “fantasía” sobre nuestra danza –como hemos apuntado antes-, ya que, aunque el coreógrafo y bailarín ruso se empapara de “lo español” y aprendiera algunos pasos y formas de nuestra expresión dancística, no era un artista con formación completa de danza española y, por tanto, cayó en muchos momentos en lo que podríamos llamar “falso español”.
Fechas y horarios: Del 21 de julio al 30 de julio en los TEATROS DEL CANAL
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