La Compañía Nacional de Teatro Clásico y Kamikaze Producciones
presenta
de William Shakespeare
Dirección y Versión: Miguel del Arco
Pirandello, Gorki, Molière… y llegó la hora de Shakespeare. Las palabras de Hamlet y Kamikaze juntas en un mismo proyecto tienen tantos alicientes que se convirtió en uno de los acontecimientos teatrales más esperados. Tras su exitoso paso por el Teatro de La Comedia, HAMLET, en versión y dirección de Miguel del Arco, llegó al Teatro Kamikaze, llenado otra vez todas sus funciones.
Un texto fundamental de la historia de la dramaturgia en versión de uno de los directores contemporáneos más aplaudidos de nuestra escena. Hamlet, la gran tragedia de William Shakespeare revisada y dirigida por Miguel del Arco para la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que la pasada temporada agotó todas las localidades antes de su estreno.
HAMLET de Shakespeare, con versión y dirección de Miguel del Arco. Israel Elejalde (Hamlet), Ángela Cremonte (Ofelia), Cristóbal Suárez (Laertes), José Luís Martínez (Polonio), Daniel Freire (Claudio), Jorge Kent (Horacio) y Ana Wagener (Gertrudis) forman el reparto. Una coproducción de La Compañía Nacional de Teatro Clásico y Kamikaze Producciones.
Miguel del Arco desafía el canon interpretativo tradicional para plantear una versión poliédrica y desestructurada de la tragedia de William Shakespeare, donde el respeto por el verso original no está reñido con valientes y expresivas actualizaciones.
Siete intérpretes, una cama, proyecciones en vídeo y una cortina que se abre y se cierra indistintamente le sirven a Del Arco para reescribir la historia del traicionado y atormentado príncipe danés. Y lo hace al servicio de una puesta en escena heterodoxa, tenebrosa y de profundo calado psicológico, capaz de transmitir todo el dolor, el terror, los impulsos homicidas y el ansia de venganza de nuestro desconsolado y atormentado protagonista, un Israel Elejalde a pecho descubierto que deambula con sus contradicciones y fantasmas interiores por un escenario que, a ratos, podría funcionar como una prolongación de su propia mente. Porque Hamlet abraza la locura y la ironía como las formas más nobles de dar sentido a su existencia, aun cuando eso suponga renunciar al amor verdadero, rebelarse contra un nuevo monarca, repudiar a una madre que ya no reconoce como tal o batirse en un duelo de esgrima florete en mano. “Me muero, me muero. Estoy muerto”.
Enfrentarse a Hamlet tiene algo suicida, lo que no es una mala premisa de partida ni para mí, que soy un Kamikaze, ni para el Príncipe, cuya conciencia anhela en no pocas ocasiones darse muerte para dejar de sufrir.
Pero como dice Harold Bloom, Hamlet «tiene una mente tan poderosa que las actitudes, los valores y los juicios más contrarios pueden coexistir dentro de ella coherentemente». El ser y el no ser a un mismo tiempo y de forma tan ilimitada como él mismo es capaz de pensarse, el sueño de una conciencia infinita. Un poema ilimitado habitado por un personaje ilimitado sobre un escenario que es puro espacio mental. ¡Alto! Si lo sigo pensando, tal vez sea incapaz de seguir adelante… O tal vez siga adelante y no sea capaz de pensar. La contradicción no ha hecho más que empezar. Me agarro a la frase de Nietzsche: «¡Contradícete a ti mismo! Para vivir es necesario permanecer dividido».
Miguel del Arco
Hamlet es el príncipe de Dinamarca, un reino en crisis tras la muerte prematura e inesperada de su padre, el buen rey Hamlet. Cuando al príncipe se le aparece el fantasma de su padre diciéndole que ha sido asesinado por su hermano Claudio, tío de Hamlet, el príncipe se debate entre la obligación de vengarse y su conciencia, y se viene abajo su vida. Desesperado por el conflicto en el que se ve y muy triste por la actitud de su madre, busca señales de culpa en su tío. Hamlet acuerda con una compañía de cómicos la representación de la obra La muerte de Gonzago con unos versos intercalados añadidos por él para en realidad poner en escena la muerte de su padre y espiar la reacción de su tío.
Sin embargo, es al final de la tragedia cuando por fin Hamlet tiene evidentes y palpables pruebas contra Claudio y por fin lo ejecuta.
Israel Elejalde Hamlet
Ángela Cremonte Ofelia
Cristóbal Suárez Laertes
José Luís Martínez Polonio
Daniel Freire Claudio
Jorge Kent Horacio
Ana Wagener Gertrudis
Dirección y Versión: Miguel del Arco
Ayudante de Dirección: Aitor Tejada
Diseño Escenografía: Eduardo Moreno
Diseño Iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de Sonido: Sandra Vicente (Studio 340)
Música Original: Arnaú Vilà
Vídeo: Joan Rodón
Diseño de Vestuario: Ana López.
Dirección de Producción: Aitor Tejada
Producción Ejecutiva: Jordi Buxó
Ayudante de Producción: Pablo Ramos
Ayudante de Vídeo: Natalia Moreno
Ayudante Vestuario: Beatriz Robledo
Coordinación Técnica: Pau Fullana
Regiduría: Léa Béguin
Técnico Luces: Nacho Vargas
Técnico Sonido: Enrique Calvo
Maquinista: Javier Iglesias
Producción en Gira: Pedro Forero
Una coproducción de La Compañía Nacional de Teatro Clásico y Kamikaze Producciones