COSAS QUE PASAN EN UNA TAQUILLA

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Oficios de (ES) Teatro – El taquillero/a

 

Taquilla.

(Del dim. de taca2).

  1. f. Mueble vertical con casillas o cajones que se utiliza en las oficinas para tener clasificados documentos.
  2. f. Casillero para los billetes de teatro, ferrocarril, etc.
  3. f. Despacho de billetes.
  4. f. Recaudación obtenida en cada función de un espectáculo.
  5. f. Armario individual para guardar la ropa y otros efectos personales, en los cuarteles, gimnasios, piscinas, etc.
  6. f. P. Rico. entrada (‖ billete que sirve para entrar en un cine, teatro, museo, etc.).

 

taquillero, ra.

  1. adj. Dicho de una persona que actúa en espectáculos, o del espectáculo mismo: Que suele proporcionar buenas recaudaciones a la empresa.
  2. m. yf. Persona encargada de una taquilla (‖ despacho de billetes).

Según esta definición, podríamos decir que un taquillero es la persona encargada de despachar billetes. Fácil, ¿no? Pues no, y es que en una taquilla pasan tantas cosas….

 

En una taquilla, el dicho “La paciencia es una gran virtud” cobra todo su sentido. Sin paciencia, no podríamos sobrellevar que nos preguntaran 33 veces al día el horario y precio de las funciones (aunque se indique claramente en los carteles); sin paciencia huiríamos sin dudarlo cuando alguien nos pregunta por el precio de las entradas de 20€, porque ya intuimos que va a ser una conversación larga y complicada.

En una taquilla, el caos toma forma de jefe que pregunta, en mitad de la entrada del público en un estreno, que “dónde están las entradas del Príncipe Gitano”, por poner un ejemplo.

En una taquilla, el espacio-tiempo pierde todo su sentido cuando te hacen preguntas del tipo “¿A qué hora empieza la función de las 19:00?”, “El martes, ¿en qué cae? ¿en miércoles o en jueves?” o si el pasillo central está en el centro o si las butacas están lateralizadas” (N.del.A.-La palabra “lateralizada” no existe, la he buscado en el diccionario. (lateralizar.1. tr. Fon. Transformar en consonante lateral la que no lo era, como la r de armario en la l de almario, en ciertos dialectos meridionales y, a veces, en el español de América. U. t. c. prnl.) Así que dejen de usarla, por favor, me sangran los oídos cada vez que lo hacen. Gracias.)

En las taquillas somos testigos del egoísmo del cliente que viene a comprar entradas con antelación y que no permite que pasen los clientes cuya función está a punto de comenzar.

Somos testigos, también, de uno de los grandes males de nuestra sociedad: la soledad.

Soledad, que toma forma en una señora que empieza la conversación con un: “voy a aprovechar que no tienes a nadie en la cola…” y sirve como excusa para relatar todos los achaques que sufre, con sus correspondientes citas médicas para acabar yéndose sin comprar entrada.

Somos testigos y víctimas inocentes de la ira del público al cancelarse una función por enfermedad de algún actor. Como si nosotros le hubiésemos provocado la gastroenteritis y como si el actor perdiera todo su derecho a encontrarse indispuesto y quedando, a ojos de ese matrimonio de Valencia que venía al teatro a celebrar su aniversario de bodas, como el ser más despreciable del mundo por estar ingresado en un hospital.

 

En una taquilla, la arquitectura toma dimensiones desproporcionadas cuando el público, en lugar de ver pisos (primer piso, segundo piso, tercer piso,…) coloca los pisos uno a continuación de otro y hace que el teatro, en su imaginación, ocupe cuatro calles. O cuando te preguntan, después de haber comprado las entradas, si son “de sol o de sombra”, y al final todo lo simplifican con un “pues en el teatro de Zaragoza se ve muy bien en el Anfiteatro”.

En una taquilla, los géneros teatrales se simplifican y la comedia, no es comedia sin más, te piden que especifiques si es “comedia de reír”, y en el despiste generalizado en el que vivimos algún cliente no ha dudado a la hora de afirmar que “Los hijos de Kennedy es un musical muy divertido”. Y es que da igual cómo se llame el teatro y qué obra tenga en cartel, como haya dos teatros en la misma calle, por muy alejados que se encuentren el uno del otro, siempre compraran las entradas en el teatro equivocado o buscaran a algún familiar en el hall del teatro equivocado. O peor aún, preguntarán en Madrid a 10 minutos de empezar la función y con las entradas en la mano, por un espectáculo que lleva un año en Barcelona.

En una taquilla, frases como “Localidades a 20€” pierden todo su sentido cuando te preguntan, varias veces al día, qué significa “localidades” (Un amigo ironizó sobre la frase diciendo que Elda, Novelda y Petrer, ese fin de semana podían comprarse por 20€ cada una), y las preposiciones “hasta” y “desde” también carecen de sentido, porque “Horario de recogida desde las 17:00 hasta 1 hora antes de empezar función” se convierte en un “me han mandado un mail donde pone que las entradas se recogen una hora antes” .

En una taquilla, el absurdo toma forma de cliente que exige que le des el cambio después de haber pagado con tarjeta, o que aporrea el cartel de Taquilla Cerrada mientras te grita que sólo quiere saber si la taquilla está abierta.

No le pregunten a un taquillero si ha visto la función que está vendiendo, por norma general y por razones obvias de horarios, lo más normal es que no la haya visto, por lo menos entera. Y tampoco le pregunten si se ve bien en las butacas que han comprado, eso es algo muy objetivo y hay gente a la que le apasiona la fila uno de Patio de butacas mientras que otros prefieren el primer piso. Y preguntas del tipo “¿Le gustará a mis padres?” “Tengo problemas de audición, ¿oiré bien en el último piso?” se quedarán sin respuesta porque no conocemos los gustos de sus padres y no sabemos el nivel de sordera que cada uno tiene.

Como favor personal, les pediríamos que no fumen cerca de las taquillas, ustedes están fuera, pero a nosotros se nos cuela todo el humo y hay muchos que no fumamos, y también es de agradecer que usen desodorante, colonia y enjuague dental, todos los olores se nos cuelan en las taquillas.

Un último apunte, si alguna vez van a una taquilla y les dicen que sólo queda la fila 15, no se molesten en preguntar si queda algo en un palco o en el Anfiteatro, es que queda única y exclusivamente, la fila 15. De verdad de la buena.

Saludos y no dejen de ir al teatro.

 

Una Taquillera

 

 

1 Comments

  1. greta dice:

    INTERESANTEEEEE!

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